–Park –Dijo el director, llamando mi atención y desconcentrándome de lo que intentaba dibujar. Alcé mi vista dándole a entender que lo oía y continuó su comunicado– Sígame.
Se oyeron los típicos buchoneos de las marmotas que tengo como compañeros. Me levanté perezosamente de mi puesto y me dirigí al pasillo, donde el director me esperaba. Caminamos hasta su oficina, entramos y caminó a su silla giratoria para luego musitar un siéntate mientras él hacía lo mismo en la ya mencionada anteriormente. Lo hice de mala gana y lo miré lo más seria posible. Admito que se me hace muy difícil.
–Ya que eres nuestra mejor alumna de primer año de esta Universidad, he decidido que tú ayudes al alumno que le cuesta su tercer año aquí –Dijo, con una gran sonrisa en sus labios.
Fruncí el ceño y miré hacia otro lado– Tu mismo lo has dicho, él va a tercero, yo voy a primero.
–¿Y cómo sabes que es chico? –Preguntó curioso. Se cruzó de piernas al igual que de brazos y se echó hacia atrás.
–Porque has dicho alumno, y no alumna –Dije rodando los ojos. Imité sus acciones y apoyé mis pies sobre su escritorio mientras él fruncía el ceño– Papá, debes pensar mejor las cosas.
–Hija, eres muy inteligente para tu edad. Estás segura de que no quieres que te traslade a cuarto año, ¿verdad? Tú madre estaría orgullosa –Dijo sonriente, pero luego cambió esa sonrisa a una línea recta en sus labios– Jae Bi, baja los pies del escritorio.
Bufé rendida y obedecí– Lo que dijiste fue fácil de acertar. Y no, quiero estar con los de mi casi edad. Esos chicos de veinticuatro y veintitrés años no comprenderían a alguien de dieciocho. Y mamá no me presta atención.
Ignoró mi comentario sobre mamá y continuó hablando– Y los de veintiuno tampoco te entienden a la perfección Jae Bi –Dijo triunfante. Es verdad. Me salteé un par de años en mi instituto. En vez de hacer quinto y sexto como la gente normal, pasé directamente a la Universidad por mi gran desarrollo mental. Al menos no soy una marmota descerebrada. Y lo normal no es divertido... o eso dice el sombrerero.
–¿Y Ji Min? Sabes que no hace nada en todo el puto año... aún no sé cómo logró pasar a tercero.
–No digas groserías. Ji Min ya no obedece a mis pedidos. Ya es mayor hija, tiene veintitrés años... igual que el chico este que te digo.
Bufé– ¿¡Lo ves!? ¡Los de veintitrés ya no entienden a los de dieciocho! Si Ji Min antes no me prestaba atención, ¡ahora muchísimo menos! Maldita marmota traicionera.
Rió y entrelazó sus dedos mientras los colocaba debajo de su barbilla– ¿Y? ¿Aceptas o no?
Me levanté y apoyé ambas manos en el escritorio, con una ceja arqueada y una mueca en mis labios– ¿Que gano yo con esto?
Arqueó una ceja y sonrió de lado– No te das cuenta, pero te pareces tanto a tu hermano...
Rodé los ojos– Ya, dime que gano.
–¿Qué es lo que tú quieres?
–Hm... mi celular ya no funciona como antes, quiero uno nuevo, ¿podría ser?
–¿Cuál quieres? –Preguntó ocultando una mini sonrisa en sus labios.
–Uno mucho mejor que el de Ji Min, así puedo presumírselo –Me quejé con ambos brazos en jarra y caminaba por la oficina mientras lo miraba con mi ceja arqueada más la mueca en mis labios.
–Bien, pero sólo si lo logras; si no, olvida tu nuevo celular y quédate con el que tienes –Dijo luego de largar una sonora carcajada– Puedes retirarte, Park Jae Bi.
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Hold Me Tight
Fanfiction-¿Qué sería de la vida si no tuviéramos el valor de intentar algo nuevo? -Preguntó con sus ojos cristalizados. -Sería una completa farsa -Respondí acariciando su cabello mojado por culpa de la lluvia. -Abrázame fuerte y no me sueltes -Enterró su c...