Hold Me Tight

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–Esto está delicioso... –Dijo Ji Min con sus mejillas hinchadas de comida.

–Está mejor que la comida de Noona –Aclaró Chan Yeol con sinceridad.

Noona para ellos es su abuela por parte materna. La paterna nunca la hemos conocido. Admito que esa señora me trata un poco bien, ¡pero me sirve menos comida que ellos! ¡Eso es algo malo para mi! ¡Estoy en plena etapa de crecimiento! En cambio aquí mi abuela sirve la cantidad que quieras, ella te sirve hasta que le digas que ya está. Se preocupa mucho por tu alimentación.

¿Por qué se creen que soy un Kumamon versión humano?

Bueno, no tanto.

–Chan Yeol, no digas eso de tu abuela –Le reprimió mi papá.

–Sólo dice la verdad –Ataqué. Papá me miró con el ceño fruncido y yo me encogí de hombros.

–Dejen de hablar y coman –Dijo Yoon Gi, intentando liberar el aire tenso. Papá le tiene mucho respeto a la mamá de la señora Choi, tal vez es porque lo amenazó... no lo sé. Pero siempre la pone a ella antes que a otras señoras, por ejemplo, mi abuela.

Mi abuela es un amor.

Mi abuela cocina mejor que esa pasa arrugada de ochenta años que hace diferencia conmigo y mis hermanos.

–La abuela es increíble cocinando, al igual que el abuelo... los dos tienen un talento nato –Sonreí.

Cuando terminamos de comer Chan Yeol, Ji Min y papá se encargaron de lavar los palillos, vasos y cosas que había usado mi abuela para cocinar y mis abuelos de limpiar la mesa. Yo salí afuera y me senté en el escalón que había en la entrada, contemplando un poco las estrellas. Sabiendo perfectamente que una de ellas es mi mamá, quien me cuida desde allá arriba. Que poético que sonó eso por Buda. Alguien se sentó a mi lado y miró hacia arriba, como lo estaba haciendo yo.

–¿Te gusta ver las estrellas? –Preguntó con algo de cariño en su voz. Bebé Yoon Gi en acción.

–Sí... aquí en Busan es donde mejor se pueden apreciar, no hay tanta luz como en Seúl. Además, allí arriba hay alguien importante.

–En Daegu se pueden ver muchísimo mejor –Alardeó con su clásico tono de arrogancia, algo que aprendió de mi. Buen alumno– Pero aquí también se ven lindas...

–La playa de aquí es la más hermosa... además queda cerca de donde estamos. Cundo tenía quince y me quedé aquí, podía oír las olas por la noche... era algo que me gustaba demasiado. Desde mi antigua casa igual se oían, solía escapar para ir a la playa y jugar en el agua mientras cantaba y bailaba... era algo que me gustaba demasiado. Y puedo apostar a que me sigue gustando...

–Es algo que está en nosotros, el disfrutar de las cosas que nos hacen bien y nos relaja... a ti te gusta cantar y bailar en la playa, es algo que no puedes evitar porque está en ti. Naciste con ese don y nadie te lo puede quitar. A mi me gusta componer y tocar el piano, lo disfruto de la misma forma en que tú disfrutas tu talento.

–¿Tocas el piano? –Pregunté emocionada.

–Aprendí a los ocho años con mi abuela. Ella me enseñó un par de canciones fáciles, luego yo le agregué más cosas... sé demasiadas canciones.

–El abuelo tiene un piano... ¿puedes tocar algo?

–Sí... pero el piano es de tu abuelo, no quiero tocar algo ajeno sin permiso de alguien...