🦋 | t r e i n t a y s i e t e | 🦋

409 38 11
                                    

Dos putas semanas desde ese incidente y sigo increíblemente enferma. Bueno, estoy exagerando. Sólo tengo tos y la voz algo gangosa por los mocos que hay en mi nariz. Jin me dijo que parezco Rudolph. Maldito idiota. Cuando él se enferma parece un zombie y sin embargo no se lo digo. Aunque yo hace una semana igual parecía un zombie. Estaba increíblemente pálida y con unas ojeras por el suelo. En resumen, muerta. Yoon Gi seguía evitándome. Sad. Y me era imposible pasar todo el día y las tardes sin si quiera entablar una conversación con él. Le preguntaba frecuentemente a Tae Hyung si se estaba alimentando bien o si hacía sus tareas. Él siempre decía que estaba todo bien, estaba comiendo como siempre y otra persona le estaba enseñando. ¿Oyeron eso? Porque yo sí, fue el sonido de mi corazón ya destrozado destrozándose mucho más. Hoy en la cafetería para comer había Doenjang, un platillo que me gusta demasiado. Jin estaba frente mío junto con Ho Seok. Ambos me miraban atentamente para ver si probaba el platillo. Una vez más, como tantas, lo llevé al centro de la mesa y hundí mi cabeza en mis brazos. Ambos suspiraron y siguieron comiendo su comida.

–Jae –Pronunció Ho Seok con la boca llena– Hace tiempo que no comes bien, en casa tampoco quieres probar un bocado de lo que preparo. No es que cocine tan mal, ¿sabes?

Es cierto que me alojé un tiempo en el departamento de Ho Seok. Mis cosas las tiene en su casa Jin, quien me dijo que estaba acomodando una habitación para mi. Jin es el típico chico rico y guapo de la Universidad. Su padre es CEO de una empresa de celulares, su mamá fue Miss Corea y su hermano tiene un restaurante demasiado elegante. O sea, este hombre prácticamente nació en cuna de oro.

–No tengo hambre. Voy a hablar con alguien, coman mi comida si quieren –Dije levantándome de la mesa y yendo en dirección al grupo de mi hermano. Me senté a su lado apoyando mi codo en la mesa, mi mejilla en mi mano y mirándolo fijamente– Ji Min.

Dio un salto por el susto y volteó a verme– ¿Qué pasa? –Frunció ligeramente el ceño y tomó mi rostro– Estás pálida... y más delgada. ¿Estás comiendo bien?

Me solté de su agarre y asentí– ¿Tu papá habló con Yoon Gi? –Asintió mirando hacia otro lado– ¿Qué le dijo?

Miró hacia todos lados y luego a sus amigos– Sígueme.

Nos levantamos de la mesa en la que estábamos sentados y nos encaminamos a no sé dónde. En cuanto llegamos al lugar reaccioné en que era la oficina del señor Park. Lo miré extrañada e hizo una seña para que pase. Como siempre, estaba firmando papeles de no sé qué. Fruncí el ceño al verlo tan relajado, como si su casi hija estuviese con el ánimo por el subsuelo.

–¿Qué le dijiste a Yoo Gi? –Pregunté fría.

Me miró con ambas cejas arqueadas y dejó el bolígrafo en la mesa– Simplemente hice lo mejor para ti y para él.

–¿Hacer que esté enfadado conmigo? Vaya descripción de mejor tienes tú –Dije con los brazos cruzados. Miré a Ji Min quien estaba de la misma forma apoyado en el muro mirando a su papá.

–Jae Bi, tú me dijiste que leíste el historial de Yoon Gi. Y de seguro sabes su historia. ¿Querías que te deje andar con un delincuente narcotraficante?

–¡Él no es un delincuente ni un narcotraficante! ¡Estaba confundido! –Grité con enfado.

Golpeó el puño en la mesa y me miró con el ceño fruncido– Es mayor para ti, y no dejaré que estés con él. Está decidido.

–¡Esto no es por si quiero o no salir con él! ¡Él es mi mejor amigo! ¡El único que me entiende en esta mierda de vida!

–¡Respeta a tus mayores y no digas groserías! –Me reprimió levantándose de su asiento. Ji Min se enderezó y quiso avanzar hacia él– No te metas Ji Min.

Hold Me Tight Donde viven las historias. Descúbrelo ahora