🦋 | c i n c u e n t a y s i e t e | 🦋

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¿Y cómo van las cosas por allá?

–Bastante bien, creo que podría vivir sola si me lo planteara –Dije con tono engreído.

Vivirás sola cuando te vayas a Londres, por ahora, vivirás bajo mi techo y te daré lo que quieras –Respondió papá con orgullo. Ya sé a quién salí.

–¿Has hablado con mamá? –Pregunté cambiando rotundamente de tema.

Sí, ella está comenzando a entrar en razón. Sólo debo mostrarle tu foto Jae...

–¿Y por qué no lo hiciste antes?

¿Esperabas a que llegue, la busque, la encuentre y le diga "Seo Jae Ri, soy el padre de Ahn Jae Bi y ella dijo que debías volver a Seúl"? No es tan fácil hija –Dijo en tono sarcástico.

–Okeey, capté el mensaje... pero debes admitir que lo pensaste.

Admito que sí, pero no lo haría.

–¡Si eres igual a mi! O mejor dicho, soy igual a ti.

Oí su risa a través de la línea y cómo suspiraba– Debo cortar Jae Bi, te llamo mañana.

Corté y dejé el celular sobre el estante de la chimenea. Estar sola ya me aburría, al menos con papá tenía a quien molestar y había ruido en la casa. Pero estando sola es demasiado aburrido. Me tiré en el sofá y cerré los ojos suspirando y luego dejándome caer al suelo cubierto por una nueva alfombra que papá había encargado hace unos tres días. Antes de que se vaya mejor dicho. Suspiré de nuevo y rodé en el suelo como un gatito. Miré hacia el techo y volví a suspirar. Esto de estar aburrida es aburrido. Demasiado. Me levanté y me encaminé hacia la cocina en busca de algo que comer. Y como nunca, no había nada. Bufé frustrada y golpeé mi cabeza contra la mesada repetidas veces para ver si alguna idea se me ocurría. Ir a Myeong Dong era muerte segura, estábamos en pleno verano y con 41°C de calor más la gente sudada... no gracias, paso. Sólo imaginen mi diminuto cuerpo junto al de los demás que son gigantes.

Iugh.

Pensé un poco más... ir a tomar un helado no estaría mal. ¿Pero para qué caminar si puedo pedirlo? Sólo me falta un acompañante con el que hace tiempo que no hablo. Tomé mi celular y envié un mensaje, pidiéndole que venga y de paso pasándole mi dirección. El timbre sonó una media hora después de que llegue el helado, caminé hasta allí y abrí con una sonrisa.

–¿Cómo has estado? –Pregunté luego de que pasara y se acomodara un poco.

–Bien... ¿y tú? –Respondió sentándose en el sofá y recorriendo el lugar con la mirada.

–Excelente... oye... ¿cómo ha estado el grupo?

–Hace tiempo que no hemos hablado por el grupo... prácticamente desde que tú dejaste de escribir. Eras la única que no dejaba morir el grupo –Sonrió.

–Y también era la única que se empeñaba en mantenernos unidos Han, ustedes eran los que nunca respondían –Dije seria.

–Lo sé... pero con todo esto de que estamos a punto de terminar el instituto y que dentro de poco entraremos a la universidad es... complicado. Al menos para Felix.

–¿Por qué? –Pregunté confundida– Se supone que era el que más esperaba para entrar en ella y el que más preparado estaba.

–Está con la presión de que en cuanto entre debe pedirte que seas su novia y así...

–¿Qué? –Había olvidado ese pequeño detalle– No debe hacerlo. No me interesa.

Alzó ambas cejas y sonrió– ¿Por qué? ¿Ya te has olvidado del australiano?

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