🦋 | d i e c i n u e v e | 🦋

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Llegamos al McDonald's y como todo niño Yoon Gi corrió a la cola del lugar, poniéndose atrás de una vieja de ochocientos años junto con un bodoque de ocho... o por ahí. Luego de que pasaran ochenta y cinco personas, fue el turno de la vieja con el bodoque.

Y sí, tengo una obsesión con el ocho.

–Sí... deme una cajita feliz y... ¿qué hay en el menú del día? –La señora que atendía le dijo lo que había, que sería un Mega Mac, grasoso y delicioso. Oigan eso rimó... ¡traficando rimas!– ¿Qué hay de pollo?

La vieja estuvo literalmente veinte minutos para elegir una hamburguesa simple. Luego de oír como Yoon Gi maldecía en diecisiete idiomas, cosa que anoté mentalmente para mi lista de insultos por decir, pedimos ambos el menú del día... sí, ambos pedimos una Mega Mac... después de esperar unos diez minutos, recibimos las grasosas hamburguesas y enseguida comenzamos a comerlas.

–Esta es nuestra última vez comiendo en un McDonald's de Busan... luego comeremos en los de Seúl –Dije con la boca llena.

Emitió un sonido con su boca y se limpió con una servilleta– Cuando se nos dé la ocasión, recuerda que tenemos turno completo y sólo comemos fuera por la noche.

–Aún así, comeremos seguido juntos. En la cafetería podemos juntarnos así no estás solo, y los viernes, sábados y domingos también podemos comer juntos en McDonald's.

–Hm... supongo, siempre y cuando no tenga que estudiar tanto –Dijo mientras le daba otro gran mordisco a su hamburguesa.

–He notado que tus mejillas se han hinchado durante la semana que estuviste conmigo y en el viaje, te hago comer bien... ¡mírate! Eras un fideo andante.

–Antes no comía casi nunca, la comida me producía asco. No me agrada mucho comer, nunca me agradó mucho que digamos, siempre me ha producido repelús ya que cuando comía a los cinco minutos de acabar estaba repitiendo la comida, y no se detenía hasta que tomaba un gran vaso de agua. Aún me sigue pasando lo mismo, pero no tanto ya que lo estoy haciendo con más frecuencia. Y otra cosa es que me agrada comer si es contigo –Admitió mirando hacia otro lado.

–Te pusiste modo romanticón Yoon Gi –Dije apuntándolo con mi dedo en forma de acusación– A mi siempre me gustó mucho comer, no importa si el peso que tengo está mal para mi estatura, la comida lo es todo y no me voy a detener hasta que sea una bola de grasa que no puede levantarse de su cama.

–Todas las chicas con las que he tratado son híper delgadas, tú eres un Minion –Se encogió de hombros.

–Ya, estaremos hablando de mi, pero tampoco es para que me critiques. ¡No soy un Minion! Sólo que el Danonino me falló –Abulté mis labios– ¡Pero a Ji Min igual le falló! Y a ti también, Rumpentinski.

–No es Rumpentinski, es Rumpelstiltskin, ¡y no soy un duende! Tengo esta altura desde que salí de la secundaria. Al menos no mido menos de uno setenta.

–¿¡Lo ves!? ¡Tú ya no tienes probabilidades de crecer! ¡Yo sí! –Reproché luego de darle el último bocado a mi hamburguesa.

–A lo sumo crecerás medio o un centímetro, ni más ni menos –Respondió en tono de burla.

–¡Mido uno sesenta y siete! ¡Mi promedio es de uno setenta! –Exclamé alterada– Según mi pediatra.

–Ya –Comió el último pedazo de su hamburguesa y la tragó– Vámonos.

Nos levantamos y salimos de McDonald's en dirección a algún lugar para tomar un taxi o algo. Esperamos unos diez minutos y ninguno aparecía, decidimos ir caminando para no tardar más... además de que papá en cualquier momento llegaría al departamento y no nos vería. El bus había dejado de pasar puesto que ya eran las diez de la noche, papá iba a llegar por esa hora. Caminamos como tortuga embarazada hasta el departamento en completo silencio, ninguno musitaba palabra alguna y no era incómodo, era de esos silencios agradables que sólo puedes tener con personas especiales. Yoon Gi iba sumergido en su música y yo en la mía, aunque él iba más atento que yo. Lo digo porque casi me atropellan unas cinco veces, fue hasta que Yoon Gi me quitó los auriculares, el celular y me tomó del brazo como a los chiquillos.

Hold Me Tight Donde viven las historias. Descúbrelo ahora