🐶 Cᴀᴘɪ́ᴛᴜʟᴏ 10: Dᴇsᴄᴜɪᴅᴏ ʏ ᴜɴ cᴀɴɪɴᴏ ᴄᴀɪ́ᴅᴏ 🐶

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Las mantas sobre su cuerpo se elevan casi imperceptiblemente debido a la suave respiración que mantiene en este momento y la almohada donde se apoya sufre un pequeño hundimiento en uno de sus costados cuando voltea su cabeza, intentando con aquello conseguir una posición aún más cómoda para continuar descansando.

Ya es de madrugada y en el interior de la habitación todo se encuentra bajo un cómodo y tranquilo silencio, que tan solo se ve interrumpido a ratos por los leves ronquidos que escapan de la boca de EunBi, que no hace más que soñar.

En contradicción a la tranquilidad que experimenta en la vida real, en su sueño la chica se mantiene corriendo con desesperación a través de un bosque al ser perseguida por unas gigantescas latas de comida envasada que amenazan con devorarla por completo. A medida que la persecución sigue y la joven continua escapando por entre los árboles, su rostro va recibiendo golpes y rasguños por culpa de las ramas que no alcanza a apartar con anticipación gracias a que en verdad está asustada, dando como resultado que ya ni tiene idea de hacia dónde se está dirigiendo, cosa que la comida gigante no deja pasar y aprovecha para intentar darle alcance lo más antes posible a la pobre chica.

Cuando para EunBi el panorama pareciera que no podría empeorar aún más, de repente, en un estúpido descuido sus pies se tropiezan entre sí, haciéndola caer de rodillas contra el suelo y que de paso–al intentar amortiguar el golpe con sus manos–termine raspándose sus palmas, obteniendo así un doloroso ardor en la zona. La joven voltea su cabeza con rapidez para ver dónde se encuentran las gigantescas latas que la persiguen, encontrándose con que por suerte aún están lo suficientemente lejos como para dejarle algo de tiempo para seguir escapando o para al menos pensar en un plan. Milagrosamente al instante de eso, sus ojos se topan con un enorme tronco aparentemente hueco ubicado de forma horizontal sobre el suelo a unos cuantos metros y la chica no duda en acercarse de inmediato hasta él para poder esconderse.

Los estruendosos pasos que dan las latas de comida gigantes al acercarse provocan que el suelo retumbe
de igual forma que lo hace el tronco en que se esconde y EunBi tiene que aguantar la respiración en el instante que siente a una de las latas ya a tan solo unos metros de donde está ella.

El sonido de grandes pisadas continua, cuando de repente se ve interrumpido por un fuerte ladrido que lo opaca por un instante. La chica se apresura a asomar su cabeza por uno de los orificios que posee el tronco para ver qué es lo que sucede y luego puede observar como las intimidantes latas de comida envasada se han distraído de perseguirla al toparse con un indefenso canino, al cual ahora mantienen rodeado cruelmente entre todas ellas.

Ese perro... Ese perro le parece conocido.

A pesar de que es una oportunidad perfecta para escapar, la joven no se mueve de allí y continua observando hacia el lugar en donde está el canino. Hasta que en un impulso, solo en un bendito impulso, EunBi sale de su escondite y corre con rapidez en dirección al can.

Al llegar hasta allí después de haberse escabullido por entre las enormes latas e ignorando por completo el doloroso ardor que mantiene aún en sus manos, la chica toma rápidamente al canino y sale escapando de allí lo más antes posible.
Tal vez su acción es demasiado inesperada–bueno, hasta para ella lo es–, porque a las gigantescas latas le lleva un rato reaccionar y volver a perseguirla nuevamente.

Si correr de por sí le resulta bastante agotador a la joven, el hacerlo mientras sostiene un canino entre sus brazos provoca que tenga que hacer un sobreesfuerzo. Luego de un rato así, sus piernas ya comienzan a ceder junto a sus brazos y la vista se le hace borrosa a cada tanto. Lo último que puede sentir son las fuertes pisadas detrás suyo que retumban en sus oídos estrepitosamente y de un segundo para otro, todo se torna a un completo negro...

Volviendo a la realidad, EunBi se remueve con incomodidad sobre su cama mientras agita sus piernas con algo brusquedad, haciendo que las mantas se aparten de encima suyo y luego se acumulen como un revoltijo en la parte inferior del colchón. La repentina ausencia de calidez en su cuerpo haciendo que no tarde en despertar.

La joven se reincorpora agitada y con rapidez observa a su alrededor en busca de las latas de comida que la perseguían hace tan sólo unos pocos segundos atrás, aunque lo único que se encuentra por obvios motivos es a la habitación en oscuras. Rasca su cabeza todavía un poco desorientada, ese sueño sí que había sido realista.

¿En serio, latas de comida? —se cuestiona a sí misma. En muchas otras ocasiones ha tenido sueños algo absurdos, pero ¿enormes latas de comida intentando devorarla? Este sin duda los supera.— Y un perro... —la chica guarda silencio dándole vueltas a la última palabra, no sabe por qué, pero algo le dice que está olvidando una cosa importante con respecto a ella.

Perro... Perro... Perr-

Por supuesto. ¿Cómo es que dejó pasar aquello? Hoy había estado tan extrañamente cansada que se fue a dormir algo más temprano de lo que lo ha estado haciendo en las últimas noches, así que se olvidó por completo de alimentar al canino.

No transcurre ni un minuto cuando la joven ya se encuentra a las afueras del hogar alumbrando con una linterna para ver si el animal hace su aparición o si al menos ya la hizo cuando ella no se encontraba presente–que puede ser lo más probable–.

Se queda esperando unos minutos más por si es que el canino decide volver por su comida, pero nada, ni un solo ruido o movimiento se logra percibir. Y aquello realmente la hace sentir mal, pues se imagina lo difícil que debe ser para el animal ir vagando por el bosque solo por un poco de alimento, y encontrarse con que éste no está.

Resignada a que sólo tendrá que esperar unas cuantas horas hasta que vuelva a caer la noche nuevamente para poder hacerle la entrega de alimento al canino–tal vez una ración doble por su descuido–, la chica da una media vuelta y se encamina hacia el interior del hogar, pero justo en ese instante un sonido lejano llega a sus oídos, haciéndola detener en seco.

EunBi agudiza su audición en un intento por averiguar de qué se trata y espera un momento, según lo que puede inferir, aquello que proviene desde el bosque suena parecido a... ¿unos quejidos? La potencia que mantiene la luz de la linterna no alcanza a llegar hasta esa distancia, así que a paso lento se acerca al lugar.

La chica se detiene justo en frente de unos frondosos arbustos que parecen moverse e ilumina en su dirección. Segundos después y sin que se lo espere si quiera, una figura canina aparece por allí para luego desplomarse a sus pies.

Se trata del perro al cual ha estado alimentando últimamente.


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Estoy triste :'c
Cuando decidí reescribir la historia me prometí a mí misma que intentaría actualizar lo más seguido posible, pero no lo estoy consiguiendo para nada y mucho menos ahora que "ciertos" problemillas han decidido surgir en mi vida, provocando que últimamente se me haga bastante complicado escribir al no contar con mucho tiempo.

Pero de todas formas me esforzaré para intentar continuarla como sea, porque realmente esta historia es una de las pocas cosas que me hacen olvidar de la realidad por un rato y no permitiré que mis problemas interfieran en ella de forma negativa.

Y eso. Muchas gracias por leer~ ❤

I wish to bite you |┇| SinrinDonde viven las historias. Descúbrelo ahora