Estaba en mi celular viendo historias de Instagram cuando me apareció la de Martina. Era un video con la letra de Dollhouse de Malanie Martinez mientras la canción se reproducía de fondo. Le respondí.
Yo: Conozco esa canción, es una de mis favoritas.
Martina: ¿Enserio? ¿Conoces a Melanie Martinez?
Yo: Bueno, no soy muy fan de ella pero Sofía me hizo (obligó) a escucharla.
Martina: Esa Sofía.
Martina: Mi canción favorita de ella es Pacify her, no sé si la escuchaste.
Yo: Sí, la escuché.
Yo: Es algo turbia.
Martina: El ritmo nada más, la letra no.
Dudé en preguntarle o no. Lo hice.
Yo: ¿Te sentís identificada por la letra?
Ésta vez tardó un poco más en contestarme que las anteriores.
Martina: ¿Estás queriendo etiquetarme o qué?
Martina: No, no me siento identificada por la letra, solamente me gusta.
Le iba a preguntar si le gustaba el mensaje que daba la canción pero preferí no armar una discusión.
Yo: ¿Fuiste alguna vez a un concierto de ella?
Martina: No, pero me encantaría ir. Creo que el viernes hay un recital de ella, pero no lo puedo pagar. Además, las entradas ya se agotaron.
Yo: El padre de Sofía tiene un amigo que trabaja ahí y nos consiguió cuatro boletos para ella, Cedric, Ámber y yo.
Yo: Y como Ámber no quiere ir, capaz vos querías.
Martina: No sé si a tus amigos les va a gustar la idea de que yo remplace a Ámber.
Yo: No la vas a remplazar. Ella no quiere ir y no vamos a tirar una entrada que sale cara a la basura.
Yo: Es la acción buena del año.
Martina: Jajajajaja, del año.
Martina: Bueno, está bien. Pregunto en mi casa.
Yo: Dale, y avísame.
Martina: Si, sí.
...
— ¿Que invitaste a quién? —preguntó Sofía atónita.
—A Martina —le respondí. Soltó aire.
—Bueno, es una idea algo confusa —espetó Cedric.
—Mira, no tengo ganas de discutir siempre por la misma piba —continuó la de doble pelo—, pero que conste que no estoy para nada de acuerdo. Ah, y no le digamos a Ámber.
— ¿Por qué? —cuestioné.
—Porque no es lindo que tus amigos te remplacen con la misma que tu crush te remplazó, quizás —dijo de forma obvia.
—No la estamos remplazando —entorné mis ojos.
—Pero ella capaz sienta eso, Dylan —acompañó mi mejor amigo.
—Y tendría razón —apoyó Sofía.
En ese momento vi a Ámber a pocos metros de nosotros, acercándose.
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Mi mala.
Teen FictionSi los ojos eran la ventana al alma, los de ella no estaban únicamente cerradas con tablones gruesos de madera, sino que tenía candados, cadenas y cualquier mecanismo de defensa allí. Pero, por alguna razón, necesitaba entrar de lleno por esa ventan...