Capítulo 17: Mi mala.

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Sofía's POV.

Sé que hay algo que está pasando entre Dylan y Martina y que ambos lo niegan. Maldita sea, ¿por qué no se aman y se dejan de joder? ¡Molesta que sean así!

Aunque Martina sea conocida como la perra sin corazón que es, ayer por la madrugada me envió un poema que había escrito. Se lo quiero mostrar a Dylan para que note que su querida amada no es tan fría, y que se puede dejar querer si él hace un pequeño esfuerzo.

Lo releí:

Dices que al estar conmigo

estás en el cielo,

pero necesitas estar muerto para poder verlo.


Dices que tengo el rostro de un ángel

pero,

¿seré más bien un ángel caído?


Sin aire.

Estando viva me muero.

Enserio eres víctima

del efecto placebo.


¿Enserio crees que puedes quererme?

Por favor, en vano no me ilusiones,

que puedo perderme.


Quizás sufro hipocondría,

quizás tu mente jodió a la mía.

Alma, alma querida.

Alma querida que ya no existía.


Tengo tanto, tanto miedo

de caer en el vacío.

Me pregunto si allá en el fondo

también hará frío.


Porque yo estoy tan helada, amigo mío,

que si estás en el cielo, iré contigo.

Amo mucho ese poema y sé que tiene que ver con Dylan, así que se lo reenviaré o algo para que sepa que su diosa de no sé qué cosa piensa en él.

—Yo los shippeo —comenté.

—No lo sé, Sofía —habló Ámber—, quizás Martina lo dañe.

—No la juzgues —opinó Cedric—, tal vez sólo se oculta detrás de esa armadura mientras por dentro guarda a una buena persona que puede querer igual o mejor que todos.

Ámber suspiró y me duele haberme enterado que ella besó al ex novio de Martina, sabiendo que salía con nuestra compañera. Me lo contó la de ojos pardos una noche y cuando encaré a Ámber confesó todo. Se notaba algo arrepentida mientras que yo podía entender lo que dijo ese primer día de clases: "creo que me odia". ¡Claro que la iba a odiar! Era su mejor amiga y la apuñaló por la espalda, por favor.

A veces me pregunto si haría lo mismo conmigo.

Alejé esos pensamientos de mi mente y busqué con la mirada a Dylan. Se había ido a guardar la guitarra y no volvió. Martina tampoco estaba. Mi mente veloz comenzó a imaginar distintas escenas donde ambos estaban juntos.

Mi mala.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora