4: Situación de casi ensueño

9.6K 533 42
                                    

Micaela se encontraba en su habitación, terminó de alistarse y se preparó para ir a la otra dimensión. Recordaba que Eliot le había dicho que para llegar, sólo tenía que concentrarse, poner la mente en blanco y pensar en trasladarse allá.

Cerró los ojos y se concentró, aún eran las nueve y media, pero sabía que demoraría en despejar su mente por eso decidió intentar desde esa hora para no hacerse tarde. Después de quince minutos logró despejarse y pensar sólo en la otra dimensión, pero sus pensamientos se desviaron hacia Eliot, al abrir los ojos vio que a pesar de su distracción había logrado pasar a la rara dimensión.

Se emocionó, caminó un poco, estaba en una zona medio desértica con rocas y montículos de tierra. Divisó a Eliot a lo lejos, estaba de pie, con los ojos cerrados. De reojo detectó a una figura negra, volteó y vio que el dragón Káiser estaba volando hacia Eliot a toda velocidad, soltó una bola de fuego y ascendió rápidamente para volver en picada. Micaela se tapó la boca asustada y empezó a correr hacia donde estaba él.

—¡Oye! ¡Atrás de ti! —se asustó más al darse cuenta de que estaba muy lejos como para que se escuchara su débil voz.

Se detuvo de golpe sorprendida al ver que Eliot volteó y levantó un muro de tierra que detuvo la bola de fuego a unos metros, pero no se percató del dragón que lo embistió por un costado y lo lanzó. Micaela se asustó pero se alegró al ver que él se puso de pie veloz y, con un rápido movimiento del brazo, un pedazo de tierra se desprendió del suelo y golpeó a Káiser haciéndolo caer unos metros más allá por un costado, pero el animal despegó enseguida.

—¡Wuuujuuu! —exclamó Micaela— ¡Tú puedes, Eliot!

Él volteó sorprendido al escucharla y el dragón lo volvió a embestir lanzándolo nuevamente.

—¡Oh no! —se quejó la chica— ¡Qué torpe soy!

Corrió a verlo mientras él se ponía de pie algo adolorido.

—¡Perdón! ¡Perdón!

—Descuida, está bien, yo no debería haberme distraído —la calmó.

Aparecieron Ditmar y María cerca de ahí.

—¡Y llegamos! —anunció él.

María se percató de que recién eran las diez, y al parecer, Micaela ya llevaba más tiempo ahí. Káiser bajó y Micaela se asustó un poco.

—Él me ayuda a entrenar a veces —le explicó Eliot—, la próxima vez no te preocupes.

—¡Ah! Bueno —dijo aliviada.

—Estuve donde Amir, dice que en el bosque que hay al este vio lo que parecía ser una distorsión, de repente es un portal a la siguiente dimensión, ¿vamos?

—¡Claro!

Fueron al bosque. Eliot los guiaba dejándose llevar por la extraña sensación que había en el lugar.

—¡Mira! —señaló Micaela.

Todos voltearon y vieron que entre dos árboles había una extraña distorsión, como si hubiera un vidrio que deformaba lo que se veía atrás.

—Yo iré primero —avisó Eliot.

—¿Estás loco? —lo detuvo Micaela— Entramos todos al mismo tiempo ¿bien?

—Y listos para defenderse si es necesario —agregó Ditmar.

Al escuchar eso, Micaela dudó, pero ya no había otra opción. Se preguntaba ¿con qué se encontrarían ahí?

Entraron lentamente. Era un extraño mundo en el que la luz era un poco más baja, se encontraron en un bosque parecido al que habían estado, pero algunas flores y frutos brillaban apenas.

Dos historiasDonde viven las historias. Descúbrelo ahora