MÍA

El paseo de la vergüenza

Al despertarse Julie no reconoció la cama en la que estaba miro a ambos lados sin recordar nada, pero al posar uno de sus pies en el suelo un dolor en su sexo se hizo presente recordando lo que había pasado en esa cama, tapándose la boca porque ahora recordaba que sus compañeros estaban en la furgoneta y le habían visto.

La puerta se abrió en un golpe saliendo de ella Kieran recién duchada, completamente desnuda.

Se odiaba a si misma por lo ocurrido la noche anterior, tenía autocontrol o eso creía ella.

-Hola bella durmiente- Le sonrió maliciosamente mientras se ponía la ropa interior y miraba por la ventana al mismo tiempo. –Tus compañeros te estaban llamando, seguro que con la escena que vieron anoche es posible que pierdas tu credibilidad en todo.-

Se congelo en la cama mirándola. -¿Pero cómo...?- su voz se atascó sabiendo que tenía razón.

-¿Cómo lo supe?- Fácil el collar, no es muy sutil, luego al decirme que estabas recopilando pruebas me lo confirmaste.- Le respondió con una alegría que asustaba a cualquiera.

-¿Hiciste todo esto para desacreditarme enfrente de mis compañeros?- Pregunto dolida Julie.

-Oh no querida lo hice porque quise, con 15 años me acerque a ti, y no me acerque para saber tu nombre precisamente, la paciencia es una virtud...- Le contesto.-Mira ya tienes un adjetivo más para describirme.-

Dicho eso se marchó en ropa interior hacia el salón tirándose en el sofá con un libro en las manos pero mirando continuamente a la ventana.

Julie no se creía lo que había hecho, jamás se lo perdonaría. Cogió su vestido, se lo puso y salió en dirección a la puerta de la calle para irse.

-¡¡Espera!!- Grito Kieran a su espalda.

Julie se giró un poco asustada porque se paró en seco sin poder andar, sus piernas no respondían, ella quería seguir pero no podía.

-Gírate- La voz le susurro a su oreja. Lo hizo, no pudo evitarlo.

Se encontró con una sonrisa de oreja a oreja y una mirada de locura que no percibió el día anterior. –Te dejas esto- Le dijo entregándole las bragas color rojo vino que se había dejado en la habitación y ni se había dado cuenta.

-Gra... gracias- Dicho esto salió por la puerta asustada de que Kieran le diera otra orden y no pudiera rechazarla. Se subió a su coche dirigiéndose a la localización de la furgoneta.

Cuando la localizo salió encontrándose a sus compañeros mirándola con una sonrisa en el rostro. Carraspeó ante tal situación.

-No era mi intención que sucediera eso.- No se atrevía a mirar a nadie a los ojos, ni siquiera levantar la mirada de sus pies.

-No pasa nada si yo estuviera en tu lugar, también hubiera caído en sus garras.- Le comento Callahan. Jamás se imaginó que su compañera la estirada fuera a caer de verdad. Pero lo reconocía, él también se acostaría con Kieran.

Sus ojos se empezaron a aguar y se puso a llorar, la agente Lance se acercó abrazándola notando que seguía temblando.

-No... no puede parar... sentía que la... necesitaba, no sé qué ha pasado- le susurro a la agente Lance que la podía llegar a comprender mejor que los agentes masculinos.

-No pasa nada, nos desharemos de la cinta-

-¡¡No!!, La necesito, e de comprobar una cosa.-

-Claro lo que necesites... ahora nos iremos y seguiremos con la investigación a distancia.-