Mudanza

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Raven

Sentada en la cama de la que será su antigua habitación, miraba las cajas en el suelo, llenas de libros que sabía que ahora ya no iba a usar todos ellos de su antigua carrera. La verdad es que sin los posters ni los libros la habitación hacía eco y eso no le gustaba. Por una parte estaba segura de empezar la carrera que ella deseaba pero empezaría en primero y en el segundo semestre y eso le ponía de los nervios. Otra cosa a tener en cuenta es que cuando llamara a su padre se iba a liar a lo grande. Era la única familia que le quedaba, pero necesitaba cortar de raíz. Cuando murió su madre ella paso a ser su saco de boxeo particular, y cuando empezó la universidad conoció a las hermanas Abaddon, ellas sabían su secreto por eso se unieron tanto desde el principio. Su padre le obliga a estudiar literatura por dos razones. Una ingeniería según el es cosa de hombres y lo más importante, fue la carrera que su madre realizó, él quiere que sea una segunda Alice.

Lo que más echaría de menos serían los días de Netflix y helado en el piso, ahora no tendría a las hermanas que le hicieran compañía.

Unos golpes a la puerta la despertaron del trance en el que se había metido, empezando a notar la humedad en sus mejillas de las lágrimas que inconscientemente estaba soltando. Con un hábil movimiento con las manos se limpió las mejillas intentando ocultar las marcas de su tristeza.

-¡Sí!-

-¿Ya has llamado a tu padre?- Pregunto Kara desde el otro lado de la puerta con la frente pegada a ella preocupada por su amiga.

-¡No... Ahora lo hago!-

-Suerte- Intento animar a su amiga sabiendo que sería imposible.

Raven se levantó de la cama encaminándose a la cómoda donde tenía el móvil cargando. Retiró el cargador y busco en contactos su dichoso padre. Ni siquiera tenía el contacto como papa o papi como la gran mayoría sino que tenía el nombre de Geore, cuanto menos contacto con el mejor para ella.

Se sentó en la cama y pulso llamar.

Un tono, dos tonos, cuando había perdido la fe alegrándose internamente de que no respondiera pero antes de que sonara el tercer tono una voz grave que reconocería en cualquier lado hizo acto de presencia encogiéndole el corazón.

-¿¡Que has hecho ahora!?- Gritó Geore desde el otro lado de la línea provocando que Raven casi dejara caer el teléfono al suelo.

-Yo...eh...- Su boca se había secado en un instante no sabía cómo reaccionar. Le había dicho a Kara que no necesitaba que se quedase a su lado cuando hablara con su padre pero en estos momentos necesitaba a alguien que la guiara para no quedarse en blanco como había ocurrido.

-¡Niña estúpida!, ¡Te pago una maldita carrera de literatura para que sepas hablar y ni eso sabes hacer!- Bramo Geore. La gota que colmó el vaso. Raven al borde de las lágrimas algo en su interior cambio, una bola de ira la consumía y en esos momentos exploto.

-¡Pues ya no tendrás que hacerlo más!, ¡Asqueroso hijo de puta mal nacido! ¡Jamás en tu miserable vida volverás a verme aunque quieras sino te enteraras de lo que soy capaz, y créeme si te veo aunque sea en una maldita foto no habrá mundo para correr que te encontrare! ¡Adiós!- Sin deja que su padre contestara nada imaginándoselo con la cara roja, la vena palpitante en la frente y las manos en puños, dejo soltar unas lágrimas que no sabía que estaba reteniendo hasta que lo soltó todo. Lloro hecha una bola en la cama.

Kara había oído los gritos de Raven y los posteriores sollozos así que sin decir nada entró a la habitación se tumbó a su lado y la abrazo por la espalda intentando calmarla. Hoy sería su último día en esta casa y no quería que tuviera un mal recuerdo de ella.

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