Tropiezo

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Raven

Después de la gran oferta de ser becada de la nueva profesora de literatura, Raven aún no se lo creía. No sabía que hacer así que lo más coherente en esos instantes era preguntarle a sus amigas, claro que estas estaba segura que le dirían que ni de coña, ya que supondría cambiar de carrera y de apartamento para mudarse con la nueva profesora.

Las tres recorrieron la distancia de la universidad hasta su casa en un silencio sepulcral, sin siquiera mirarse entre ellas. Cada una de ellas con una idea diferente en su mente, pero todas ellas relacionadas con la nueva misteriosa profesora llamada Kieran.

Al entrar en su diminuto apartamento de tres habitaciones y un baño Raven no podía mantenerse callada como a lo largo del viaje.

-Chicas- Dijo para llamarles la atención y mordiéndose el labio con nerviosismo.

-Necesito opiniones...- Alex y Kara la miraban sin decir nada hasta que Kara dejo la mochila en la isla de la cocina.

-Hazlo. Ni lo pienses- Una sonrisa sincera nació en los labios de Kara y Raven, esta última sabiendo lo que le diría su amiga, en cambio sabía la reacción que tendría Alex.

-Estás loca...- Se fue a su habitación a dejar sus cosas y regreso más cabreada que antes. – ¿Una beca? ¿Enserio? ¿Tú te lo crees?- Le dijo dirigiéndose a Kara.

-Si lo a dicho es por algo- Respondió restándole importancia.

-¿Te crees que te pagara la maldita carrera y te dejara vivir con ellas por mera bondad de su corazón? Porque a simple vista o parece que tenga esa bondad-

-Te has pasado. Y que te ha hecho ella para que la odies. En clase parecías súper concentrada y con una estúpida sonrisa en tu jeta- Espeto Raven un poco mosqueada.

-¡Nos quiere separar no lo ves!- Grito Alex.

-Alex. Tú flipas. Ella solo quiere ayudar no lo ves. ¿Y porque demonios nos quería separar? ¿Crees siquiera que se le ha pasado por la cabeza esa idea?-

-Es posible... yo no ofrecería pagar una carrera y una habitación en mi casa por amabilidad. Algo quiere. Las cosas al día de hoy no son gratis.-

-Puede que al recibir ella becas cuando era pequeña le ayudaron e intenta que los demás tengan las mismas posibilidades- Propuso Kara intentando relajar el ambiente. –La verdad es que a mí me cae bien... ya sabéis adoro la literatura y creo que será mucho mejor esta profesora que el antiguo. Con ese no aprendías nada.-

-Un poco de corazón que ha fallecido- Dijo Alex a su hermana con cara de "¿Really?" no creyendo lo que decía su hermana que siempre había sido un amor con todo el mundo.

-Solo digo que aprenderemos más. El cambio no ha sido a mal como podía haber pasado.-

-También...-

-No se chicas...yo quiero empezar ya en ingeniería... siempre ha sido mi sueño, y ahora alguien totalmente desinteresadamente o eso aparenta me cede esa opción sin pagar nada y pudiendo librarme de mi padre para siempre. Creo que la cogeré y no mirare atrás.-

-¿Estas completamente segura?- Pregunto Kara. –Vivirás con nuestra profesora...- Dicho eso desviando la mirada y desando ser ella la que tuviera la posibilidad de vivir con ella.

-Si... o eso creo. Mañana al final de la clase quería hablarlo con ella.- Alex se dirigía a su habitación pero fue retenida por Raven que le cogió la mano. –Hey... jamás os abandonare. Ya sabéis. Las tres mosqueteras para siempre.- Le sonrió intentando reconfortar a una de sus mejores amigas.

Kara

Otro día más de clase después de las navidades. Hoy la nueva profesora nos seguiría explicando las partes del purgatorio y el paraíso del libro de Dante. Y a la vez sería el día que Raven aceptaría su oferta de ser becada por ella y recibir pensión completa. Jamás había sido una persona envidiosa, pero en estos momentos rabiaba por Raven. Ahora ella tendría la posibilidad de ver la nueva profesora cada día. La verdad es que no entendía que me pasaba. Después de mirarla por primera vez a los ojos algo hizo clic en mi interior, como si fuera un interruptor de la luz. Me sentía diferente, incluso la noche anterior me lo comento Alex, y eso que solo la había visto un día.

En estos momentos las tres nos dirigíamos por los pasillos de la universidad, hoy era la primera vez que no hacíamos tarde, era todo un logro. Las puertas estaban abiertas de par en par, las escaleras bajaban en frente de la misma y justo delante se encontraba Kieran apoyada en la mesa con la mirada fija en la puerta donde acabábamos de entrar. Los ojos fijos, una sonrisa ladeada con los labios con un leve brillo, un vestido completamente rojo sin mangas pero estrecho. La boca se me seco completamente y no pude evitar recorrer con la mirada el cuerpo de Kieran. Era extremadamente blanca sus ojos se asemejaban al carbón, al igual que su pelo. Sus labios eran rojos, incitaban a ser tocados. Toda su piel no parecía contener ni una sola imperfección, podía notar como mis yemas de los dedos imaginaban el tacto de su piel, produciendo que la mía se pusiera de gallina con tan solo pensarlo.

No sabía quinto rato me había quedado mirándola pero sus ojos seguían en los míos sin apartarse. Simplemente mirándome, como si pudiera ver más allá de ellos.

-¿¡KARA!?- Gritó Alex desde la primera fila ya que se había quedado parada justo a la puerta de la entrada y parecía que ni siquiera respiraba.

Sintiendo que le arrancaban un pedazo de alma al desviar la mirada de Kieran para mirar a su hermana percatándose de la ensoñación en la que había caído, ya que toda la clase ya estaba medio llena y estaba a punto de empezar.

Kara bajo las escaleras rápido intentando ocultar sus mejillas sonrojadas y tropezando en la última. Poniendo las manos en su cara para no romperse las gafas y así amortiguar un poco el golpe, noto que no había caído alguien la había parado justo a tiempo. Sus manos tocaban algo suave y abultado, se puso en pie como pudo sin apartar las manos para así recomponerse.

Cuando levantó la mirada vio quien la había sujetado justo a tiempo antes de hacer el ridículo delante de toda la clase, aunque no sería novedad, ya que era extremadamente patosa y si en una semana no se caía era un milagro digno de recalcar. Vio la sonrisa que enmarcaba Kieran, pero le parecía extraña, como una sonrisa pícara y un brillo extraño en sus ojos donde se podía reflejar.

-Vaya... Eres un poco patosa.- Dijo con la misma sonrisa desviando os ojos abajo levemente.

Desvié los ojos donde ella había mirado y me percate que tenía mis manos en sus pechos. No llevaba sujetador y notaba sus pezones duros en las palmas de las manos. Era extraño. Pero parecía que no podía apartar las manos de sus pechos. Mi mano derecha se percató de los latidos de su corazón, podría jurar que se le saldría del pecho en cualquier instante. Levante la vista mirándola a los ojos y allí lo vi. Sus pupilas e iris ya que eran del mismo color y n se diferenciaban, latían al mismo ritmo que su corazón.

-Yo...Yo...ehh.- Bueno momento para atragantar mis palabras. Pero realmente esta situación era incomoda hasta mas no poder.

-Shhh... tranquila.- Kieran se acercó a mi cara mirándome a los labios que instintivamente mordí. –Pero la verdad es que si sigues tocándome creo que tendré un maldito paro cardiaco- Sus manos suaves y calientes cogieron con fuerza las mías dándome una descarga en mi cuerpo, y haciendo que saliera un leve gemido de mi boca y que notara una presión en mi centro. Nos seguíamos mirando como si el mundo no existiera, o esa sensación tenía. Creía que iba a apartar mis manos ya que para mí era totalmente imposible retirarlas, pero al contrario de lo que pensé, las meneo un poco en sus pechos, su cuerpo se puso caliente, como si tuviera una estufa en su interior y hecho eso las bajo no sin antes dejar que las yemas de los dedos rozasen sus duros pezones por última vez. Seguían aguantando mis manos hasta que la puerta se cerró allí puede darme cuenta que estábamos en la clase y la mire desorbitando los ojos. Ella solo me guiño el ojo y tiro hacia atrás despegando nuestras miradas para mirar a la silla de mi lado "obligándome" con la mirada a sentarme.

-¿Qué demonios ha sido eso?- Pregunto Alex mirándome al borde de la histeria.

-Yo...eh... yo no...- Seguía sin poder articular palabras, mi cuerpo seguía temblando y mi corazón parecía haberse sincronizado con el de Kieran ya que latía de la misma manera, podía incluso oírlo. 

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