Capítulo uno.

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Cuando Steve Rogers se despertó, lo primero que paso por su mente fue Bucky

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Cuando Steve Rogers se despertó, lo primero que paso por su mente fue Bucky. Un pensamiento único y obsesivo que no pudo, y se negó a irse.


Las paredes pálidas recién pintadas, el olor del desinfectante y el nuevo colchón en el que estaba acostado le parecían extrañamente desconocidos cuando abrió sus pesados ​​párpados. El sonido de un aplauso y la voz de un hombre que venía desde el interior de la habitación llamó su atención. Se levantó y se sentó en el borde de la cama, tratando de concentrarse en averiguar dónde estaba Bucky.

Estaba vivo, había sobrevivido al accidente. Sabra dios como, pero todo lo que importaba en este momento era encontrar a su mejor amigo.

—Veo que está despierto, capitán Rogers. —una voz de mujer lo sacó de su pensamiento.

Se giró hacia ella con el ceño fruncido, mirándola de arriba abajo, su cerebro fue registrando cada detalle familiar de su uniforme. Su cabello estaba perfectamente peinado, y aún así los encontró muy extraños para él. Había visto ese uniforme cientos de veces, lo sabía muy bien y, sin embargo, cuanto más lo miraba, más curioso parecía.

—¿Dónde está Bucky? —expresó en voz baja, no por debilidad física sino por temor al tipo de respuesta que podía obtener.

—Usted debe tener un poco de descanso primero. —respondió la agente. El tipo de respuesta equivocado.

—¿Dónde estoy? —preguntó. Esta podría ser una información útil en caso de que tuviera que recurrir a buscar a Bucky por sus propios medios.

—Estás en una sala de recuperación en Nueva York. —recitó la dama.

—Dime dónde está mi amigo. —dijo, poniendo más energía y determinación en su tono.

—Los Dodgers toman la delantera, 8-4. ¡Oh, Dodgers, todos están de pie! —Gritaba el locutor deportivo en la radio.

Steve permitió que su cerebro desviara su atención por unos segundos mientras escuchaba atentamente las palabras inesperadamente familiares del comentarista.

—Qué juego tenemos hoy aquí, amigos.

—¿Dónde estoy realmente? —Preguntó de nuevo, sospechoso y, si confesaba, algo asustado. Sintió un nudo en el estómago y su primer grito interno fue para Bucky. Penso en que Hydra lo había llevado otra vez para experimentos. Podrían haberlo tomado de nuevo por el mismo propósito.

—Me temo que no entiendo. —la impostora trató de responder con la mayor calma posible después de un jadeo apenas visible. La mujer sonaba cada vez más estadounidense, pero confiaba en que Hydra había infiltrado agentes en todas partes.

—El juego —habló con más dificultad, no le gustaba en absoluto esta farsa, esperando que los soldados irrumpieran en la habitación en cualquier momento. Se puso de pie para ponerse en una posición defensiva y luego caminó lentamente hacia ella, desafiando al agente que estaba delante de él—. Es de mayo de 1941. Lo sé porque estuve allí. Ahora te voy a preguntar otra vez: ¿dónde estoy?

a bolt from the blue | romanogers.²Donde viven las historias. Descúbrelo ahora