Capítulo trece.

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Esa noche se convirtió en la primera de varias más

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Esa noche se convirtió en la primera de varias más. La selección de películas de Natasha fue interminable y muy ecléctica: Apocalypse now, The Time machine, Roman holidays, ect. Ella acudía al apartamento, siempre, con otros DVD para ver. Las siguientes dos veces, ella vino cuando supo que Bucky estaría lejos, y esas noches habían sido una especie de secreto entre los dos, y una noche, ella solo tocó la puerta y entró con mucha naturalidad. Uniéndose a los dos compañeros de cuarto para una noche de cine. Bucky se sorprendió y desconcertó primero, luego sospechó cuando notó que Natasha se movía por todo el apartamento y se movía tranquilamente, actuando como si hubiera estado aquí varias veces antes.

—Me pregunto si la sala de estar y la cocina son las únicas dos habitaciones con las que está familiarizada en este apartamento. —le susurró a Steve mientras pasaba por detrás de él hasta el sofá.

Pero Natasha hizo su magia tal como lo había hecho Natalie después de que él y Bucky hubieran regresado de Europa y pronto, disfrutó de su compañía y la trató como la tercera compañera de piso del apartamento.

Después de unas semanas, Natasha ya estaba bromeando con Bucky por encontrarle una chica.

—¿Qué hay de tu vecina? La linda rubia. —dijo una vez.

Bucky negó con la cabeza y sonrió con suficiencia. —Dudo que ella esté interesada en salir con un sargento.

—Cierto. Ella está más interesada en los capitanes. —comentó Natasha con el mismo tono de complicidad y una sonrisa antes de tomar un sorbo de su coca.

Bucky y Natasha se rieron mientras Steve los observaba con una expresión despistada y una postura incómoda. La noche continuó, pero esta nueva información no se le escapó de la mente de alguna manera. Primero le sorprendió darse cuenta de que no había visto lo que Bucky y Natasha si, luego lo hizo sentir incómodo por más de una razón.

Al final de la velada, cuando Bucky fue a la cocina y Natasha se levantó para decir que era tarde, se quedó detrás del sofá y se inclinó hacia él.

—No te preocupes. No intentaré ponerte en contacto con ella —murmuró ella en su oído—. Ni con nadie.

Luego le dio una palmadita en el hombro y se levantó de nuevo.

Él volteó la cabeza hacia ella, observándola con curiosidad y ella sonrió suavemente, de la manera más tranquilizadora. Natasha era consciente de que la mujer de su pasado ocupaba un lugar demasiado grande en su corazón y se dio cuenta de que no estaba ni cerca de estar listo, o más precisamente dispuesto, a llenar el vacío de su ausencia con nadie más.

Ella nunca volvió a mencionar a la enfermera después de eso y él se lo agradeció.

Pasaron las semanas y se estableció una rutina, una rutina bastante agradable. La vida era diferente, pero nada a lo que los dos amigos no podían acostumbrarse. La diferencia entre la década de 1940 y ahora era palpable, pero de alguna manera se sentía igual porque se tenían el uno al otro.

a bolt from the blue | romanogers.²Donde viven las historias. Descúbrelo ahora