Capítulo dieciséis.

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A la mañana siguiente, Steve estaba de pie junto al mostrador de la cocina, mirando el reloj

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A la mañana siguiente, Steve estaba de pie junto al mostrador de la cocina, mirando el reloj. Bucky estaba llegando tarde, algo que nunca había sucedido antes. Cuando finalmente salió de su habitación, se sintió a sí mismo observado.

—¿Qué? —preguntó con suspicacia.

Steve se encogió de hombros. 

—Solo te estaba esperando.

Bucky asintió sin decir una palabra y agarró uno de los brindis que le quedaban en el plato, que se había enfriado por completo.

—Entonces, ¿cómo te fue ayer? —Preguntó Steve.

Aquí vino la mirada sospechosa de nuevo.

—¿Qué hay de ayer? —Él respondió casualmente.

Steve arqueó una ceja. —Tu cita. ¿Recuerdas?

Bucky aceleró el ritmo alrededor de la cocina, cerrando las puertas de los gabinetes, abriendo y cerrando los cajones en un intento de verse ocupado y, en el proceso, creando una prisa innecesaria para justificar por qué no podía estar completamente involucrado en la conversacion.

—Bien —dijo evasivamente y luego sonrió.

—¿Qué tan bien? —Steve continuó, genuinamente tratando de comenzar pequeñas conversaciones.

Bucky rió una risa falsa. De repente se puso muy a la defensiva. —¿Qué pasa con el interrogatorio repentino esta mañana?

—No lo sé. Solo estoy... preguntando. Por lo general, me obligas a escuchar tu informe matutino.

—¿Y por qué de repente estás dispuesto a escucharlo?

Bien, ahora eso se estaba poniendo raro.

—¿Por qué de repente no estás dispuesto a compartirlo? —respondió audazmente con un tono similar.

Siguió un breve silencio durante el cual Bucky se rascó nerviosamente la sien derecha.

—¿Cuándo finalmente le vas a dar a Tasha una llave de repuesto para el apartamento? No puede seguir entrando cada vez que tiene ganas de dormir en el sofá.

Steve tenía listo el comentario de regreso, pero casi se ahogó al escuchar esta revelación inesperada.

—Espera, ¿qué? ¿Natasha durmió aquí? —Instintivamente, echó un vistazo al sofá detrás de él cuando claramente se habían dicho adiós la noche anterior, observándola caminar por el pasillo y luego cerrar la puerta. Le costó mucho imaginarla acurrucada en el sofá toda la noche.

a bolt from the blue | romanogers.²Donde viven las historias. Descúbrelo ahora