[Capítulo 4]

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4.

“Narra Karliana”.

—Día siguiente—.

Al instante de despertar, me levanté, vi mi celular para revisar la hora y éste marcaba las 11:20 a.m. Hice mi rutina diaria, me cambié de ropa y bajé a la sala, donde se encontraban mis hermanos mayores.

— Buenas. ― saludé al entrar.

― Holaa, chiquita. ― respondió mi hermano.

― Buena estoy yo. ― fue la respuesta de Karliam.

― Gracias por el chiste mañanero. — le sonreí. ― Y... ¿mi mamá y mi papá? ― pregunté al ver que no estaban.

― Están camino a La Guaira. La abuela Micaela está un poco enferma. ― informa, dejando de usar su celular.

― Aay, chamo. ¿Qué tiene? ― cuestiono preocupada.

Mi bisabuela materna, Micaela, posee unos 93 años. Por lo tanto, es una señora muy mayor de edad, la cual debe de tener muy buena alimentación y atención para que no se enferme, ya que es peligroso. La última vez que tuvo una gripe ―hacen 4 meses atrás―, estuvo súper malita, pero la llevaron a un buen doctor, quien le colocó las medicinas indicadas y con eso se recuperó.

― Tiene una tos infernal. — me informa Karliam. ― Creo que ni puede hablar de la tos.

¡Dioss!

― Por lo tanto, parece que nos vamos a mudar para La Guaira, porque mi mamá quiere cuidarla y tal. ― prosigue Cristian.

Omg, eso de mudarnos a La Guaira suena bien. Por lo menos estaré más cerca de Nelson para acosarlo, xd.

― Ajá y, ¿en qué parte exactamente de La Guaira?

Que diga que es en La Llanada.

― Todavía no sabemos, boba. Tenemos que esperar a que ellos regresen para saber. ― Karliam toma un sorbo de su agua mientras ve su celular.

― Bueno, por lo menos es en La Guaira. ― pienso en voz alta, esbozando una sonrisa.

― ¿Por qué? ¿Te gusta el estado Vargas? ― pregunta arrugando su entrecejo.

― Solamente porque allá vive Nelson. ― confiesa Karliam.

Yo sonrío con inocencia.

― Na’guará de casualidad. ― dice. ― Creo que te conviene que nos mudemos pa’ ‘llá.

― ¿Crees nada más? ― río. ― ¿Y mi desayuno?

― Está en el microondas. ― indica Cristian, y yo me dirijo hacia allá.

Agarré la grasosa bolsa que cubre tres grandes y provocativas empanadas, junto al pequeño vasito desechable que contiene salsa de ajo. La gloria.

― ¡AAAA! Lo mejor del mundo. ― me deleito al dar un gran mordisco a mi primera empanada de queso con plátano frito y chorizo.

***

La tarde se me pasó haciendo un malayo informe de educación física que tengo que entregar mañana, donde explico los pases, posiciones y esas cosas del voleibol. Una ladilla, ¿no?

No, más ladilla da cuando lo vas a practicar y no te acuerdas ni “p” de lo que escribiste.

Termino de pintar mis cejas, cuando Karliam entra a mi cuarto.

― Karlia, ¿qué tal si vamos mejor mañana y así nos despedimos de ellos? ― propone Karliam, haciendo que la mirara a través del espejo.

¡¿Pero qué?! Ella ayer me dijo que íbamos a ésta hora.

Nos Enamoramos. // Nelson el Prince. Donde viven las historias. Descúbrelo ahora