Dos chicas y un gato blanco

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Los hermanos Matsuno estaban relajándose en la sala, pero, a pesar de la aparente paz, todos ellos miraban de soslayo a sus hermanas. Choromatsu estaba leyendo sentado con la espalda apoyada en la pared y Todomatsu miraba su móvil tumbado con la cabeza sobre las piernas de la mayor.

– ¿Desde cuándo se llevan tan bien?

Esa era la pregunta que se repetía en cada una de sus cabezas. A pesar de eso, nadie lo exteriorizaba; después de todo, no era nada malo, ¿verdad?

Karamatsu cambió la posición de sus brazos en la mesa y así lo hizo también Jyushimatsu, quien estaba sentado frente a él. Después desvío su mirada hacia el quinto hermano e hizo una de sus poses. El otro imitó el gesto a la perfección, de hecho, incluso estaba arremangado.

– Oye, ¿qué estáis haciendo? –preguntó Osomatsu curioso, pues hacía ya rato que estaban así.

– Jyushimatsu se ha ofrecido a ayudarme, ya que mi espejo está en algún lugar que escapa a mi conocimiento –respondió Karamatsu mientras dicho hermano le secundaba asintiendo repetidamente.

– ¿Eh? ¿Lo has perdido?

– Yo creo que vi a Ichimatsu con él hace poco –intervino Totty sentándose para poder ver mejor al cuarto hermano, el cual dejó de jugar con el gato blanco que tenía en su regazo.

– ¿Por qué iba a querer yo nada de Kusomatsu? –se defendió él algo incómodo por haberse vuelto el centro de atención.

– ¿Quién sabe? Quizá eres un Karamatsu boy en secreto –comentó Osomatsu en tono bromista.

– ¿Eh? ¿Es que él...? ¿Ese día...? –murmuró Ichimatsu avergonzado ante esa posibilidad.

– Claro, y yo soy una Karamatsu girl –contestó irónicamente Todomatsu sobre la voz del cuarto.

– ¿Has dicho algo, buraza?

– Muérete. ¿Por qué iba a querer mirar una basura en el espejo de una mierda? –respondió corrigiendo agresivamente su anterior respuesta.

– Tienes muy bajas expectativas de nosotros, ¿eh?, Ichimatsu. En fin, el espejo está perdido y nunca lo recuperaremos. ¡Qué lástima~! –concluyó el mayor con los brazos detrás de la cabeza y una gran sonrisa.

– Osomatsu-niisan.

– ¿Qué pasa, Choromi?

– Lo tienes tú, ¿verdad? –contestó molesto por el apodo.

– ¡¿Eh...?! No, claro que no. ¿Qué te hace pensar eso? –respondió con una sonrisa y un pequeño sonrojo en las mejillas mientras se frotaba bajo la nariz.

– Ahora que lo dices, Osomatsu-niisan está actuando un poco sospechoso –apoyó Totty.

– ¿Tú también, Todomi? ¿Es que os vais a poner todos contra mí? –cuestionó, y su respuesta fueron tres miradas vacías– ¡Al menos decid algo!

– Heh~. Burazas and sisutas, este no es un asunto tan relevante. Nada cambiará el averiguar quién lo tiene, yo me siento halagado por saber que alguno de vosotros ha sabido apreciar mi gusto –zanjó Karamatsu poniendo su mirada dolorosa.

– Mejor no hagas eso, Jyushimatsu-niisan, o nos moriremos de dolor.

– Con un Kusomatsu ya hay de sobra –añadió Ichimatsu.

Sin embargo, el quinto ya le había imitado, aunque sólo agrandó sus ojos mientras imitaba la mueca que hacía con una gota resbalando por su sien.

– Ja, ja~. Creo que se te ha roto el espejo, Karamatsu –rió Osomatsu apoyando un brazo en su hombro.

– Y ya sólo falta esto para destrozarlo del todo –agregó Choromatsu haciendo el mismo movimiento con Jyushimatsu.

La historia de Todomi (Osomatsu-san fic)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora