La medicina

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Llegó a la residencia Matsuno y abrió la puerta silenciosamente, la oscuridad confirmaba que ya era entrada la noche. Sin perder tiempo, se dirigió a las escaleras; podía oír unos murmullos provenientes de la sala donde solían comer, pero él estaba demasiado distraído para entender qué decían...

– ¿Pero qué...?

Era un perfecto dejá vu con otra cara que, sin embargo, era similar. Karamatsu se quedó allí, parado en la puerta de la sala, mirando fijamente al objeto de su sorpresa.

– ¿Qué pasa, Kara... Ja~ –Osomatsu no pudo contener la risa ante lo que veía–. ¿Choromi también ha venido de visita?

– ¡¿A quién demonios llamas Choromi?! ¡No soy una chica! –el tercer hermano no estaba dispuesto a soportar más tonterías ese día.

– Pues ciertamente lo pareces, eh... ¿buraza?

Repentinamente, Choromatsu le agarró de la sudadera y empezó a gritarle en la cara. Estaba realmente alterado por lo que le había ocurrido y su manera preferida para descargarse era esa: gritar. Por su parte, Karamatsu sólo podía intentar excusarse mientras sus demás hermanos, especialmente Ichimatsu, disfrutaban del espectáculo.

– Ya, relájate –dijo Osomatsu apartándole del segundo, mientras sonreía divertido.

– ¿Qué pasó? ¿Qué pasó? –preguntó Jyushimatsu saltando a su lado y agitando sus brazos vigorosamente.

A Choromatsu le tomó unos segundos calmarse y, cuando finalmente lo hizo, se sentó en el suelo con pesadez. Se veía cansado, estaba soportando mucho estrés últimamente, más de lo normal, ¡y ahora esto! Los demás se sentaron en corro junto a él.

– Fui a preguntarle a Chibita por si podía ayudarnos a resolver el problema de Totty. Él me dijo que fuera a ver al doctor Dekapan...

– ¡Claro! ¡El doctor Dekapan! ¿Cómo no se nos ocurrió antes?

– Todomatsu... Ah, qué más da –suspiró. Le habría gustado decir algo al respecto, pero estaba demasiado cansado–. No sé cómo pasó exactamente, todo fue muy rápido, pero termine tomándome algo llamado «Medicina Bishoujo» sin querer y me transformé.

– ¿Entonces se irá con el tiempo? Sus medicinas no suelen durar mucho –comentó Ichimatsu acariciando al gato que una vez probó una de ellas.

– Se supone, aunque me dijo que era una versión mejorada de la que tomaron Chibita e Iyami –respondió pensativo.

– Entonces no es tan malo después de todo, sólo hay que esperar –concluyó el mayor con actitud despreocupada.

Choromatsu asintió, dando por terminada la charla. Cada cual volvió a lo suyo, pero él se quedó en la misma posición y, como si de un tic nervioso se tratase, comenzó a jugar con su cabello. Cuando se dio cuenta de lo que hacía, se detuvo para observarlo: de color negro con reflejos verdes como siempre, pero ahora le llegaba hasta el final de la espalda y estaba peinado en cuatro coletas, dos delante y dos detrás.

– ¿Qué pasa? ¿No te gusta tu cabello o algo? Seguro que Todomi te puede ayudar con eso –dijo Osomatsu en tono bromista.

– ¿Eh? No es eso, después de todo es temporal. Pero, ¿por qué Choromi?

– ¿Por qué Todomi? –ironizó Todomatsu.

– No, digo que por qué un nombre tan poco original –concretó Choromatsu algo molesto con el menor.

– Bueno, nuestros nombres tampoco son muy originales.

Mientras Osomatsu decía eso, Karamatsu deslizó una pizarra blanca detrás él y escribió «Matsuno» con letra muy recargada para después hacer una de sus poses. De inmediato, Ichimatsu tachó de forma muy agresiva el «no» del final y le tiró el rotulador; pero, antes de que pudiera hacer nada más, Jyushimatsu se lanzó en plancha por delante de la pizarra, logrando de alguna manera escribir los nombres de todos, y cayó sobre ellos. Por último, Totty subrayó la terminación «matsu» de cada uno, sin olvidarse de dibujar un corazón al final del suyo.

La historia de Todomi (Osomatsu-san fic)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora