Mi tiempo contigo

Haz atractivo tu corazón

Y que vuestro adorno no sea externo: peinados ostentosos, joyas de oro o vestidos lujosos, sino que sea el yo interno, con el adorno incorruptible de un espíritu tierno y sereno, lo cual es precioso delante de Dios.

|1 Pedro 3:3-4|

El mundo está lleno de incontables revistas, programas de televisión y pasarelas que te definen qué es la belleza y como debes verte y comportarte para ser atractiva a los ojos de los demás.

Pero, la pregunta es, ¿está mal ser atractiva?

Si fijamos nuestra mirada en la creación, podemos entender completamente lo perfecta que es. ¡Sí! Un deleite a nuestros ojos.

Y si miramos cada flor que Dios creó, como las rosas o los girasoles, podemos comprender la belleza que hay en ellas.

¿Y sabes algo?

Dios te hizo tan bella como una de sus rosas. ¡Y aún más!

No tienes porque dejar entrar a tu corazón el modelo de "belleza" que tiene el mundo. ¡No! Dios te dio un diseño único que debes usarlo para glorificarle a Él.

Eres más preciosa que unas pestañas o una linda cabellera.

Eres más preciosa que unos tacones altos o un pantalón ajustado.

Eres más preciosa que un poco de rubor en tus mejillas o un vestido costoso.

¿Y sabes por qué?

¡Porque Cristo te revistió de Él! (Gálatas 3:27)

"¿Está mal ser atractiva?". Creo que esa no es la pregunta correcta.

La pregunta en realidad sería:

¿Para quién quieres ser atractiva?

No eches tus perlas a los cerdos. Eres hermosa no por la forma de tu cuerpo. Eres hermosa por la Gracia que Dios puso en tu vida.

Hagamos atractivo nuestro corazón. Para Dios es mucho más importante un espíritu tierno y delicado. No nos comparemos a este mundo cuando en Jesús tenemos una identidad única.

Recuerda:

No pongas tu corazón en donde están las revistas de moda o en las pasarelas. Pon tu corazón en el diseño perfecto que Dios hizo de ti.

Eres linaje escogido, real sacerdocio, nación santa (1 Pedro 2:9)

Haz notar eso

¡Adiós preciosuras!