❝ nosey ❞ 2eunbi g!p

◟¹⁷◝

—Supongo que ya es hora de irme —dedujo la de cabello corto, luego de revisar la hora en su teléfono.

La que restaba de tarde lo habían invertido en ver películas, conversando, como si fueran amigas de toda la vida.

Eun Bi confiaba demasiado rápido en las personas, mientras que Eun Ha era todo lo contrario.

Sin embargo, resistirse a la actitud tan amable de Hwang se le hacía completamente imposible.

—No me gustaría quedarme sola con esos cuatro monstruos de abajo —admitió la menor, aún escuchando las ruidosas risas de su hermana y sus amigas—, pero, tienes razón, no es buena idea que regreses tan tarde a tu casa.

—Puedes quedarte conmigo, si quieres —ofreció Eun Ha, dedicándole una tímida mirada—. Estaremos solas.

—No me gustaría molestarte...

—Oh, vamos —interrumpió la baja—, luego de todo lo que hiciste por mí, no puedes molestarme en lo absoluto.

—Bien, bien —rió Eun Bi—. Solo espera que busque mis cosas.

Sin muchos rodeos, tomó su pijama, la ropa que usaría al día siguiente, y algunas cosas necesarias, para luego guardar todo en su mochila.

Hecho esto, ambas chicas salieron de la habitación, y posteriormente bajaron las escaleras.

—¿A dónde vas, Eun Bi? —interrogó la hermana de ésta última, fingiendo curiosidad.

Ye Rin estaba justo detrás de ellas.

—Me voy a casa de Eun Ha —respondió la de cabello negro, restándole importancia al asunto, cosa que por supuesto la mayor no imitaría.

—Oh, y, ¿a quién le pediste permiso? —volvió a insistir—, si se puede saber.

—Pues, no hay ningún mayor en la casa, así que supongo que a mí misma.

Dicho esto, Eun Bi tomó la mano de la de cabello corto, para luego salir de la casa, ignorando completamente las amenazas de su hermana.

( . . . )

—Vas a meterte en problemas con tus padres —habló Eun Ha, sacando las llaves de su bolsillo, para abrir la puerta de su casa.

—Ellos ni siquiera están en la ciudad, o eso creo —respondió la menor, en un tono relajado—. De todas maneras, están muy ocupados con sus trabajos como para recordar que tienen hijas.

—Suenas demasiado feliz por eso.

—Solo me acostumbré. —Eun Bi soltó un suspiro, siguiéndola en el recorrido dentro de la casa—. Pero, no hablemos de ellos ahora. ¿Qué quieres hacer?

—¿Quieres jugar videojuegos?

—No soy muy buena en esas cosas, la verdad —admitió la más alta.

—Yo puedo enseñarte —insistió la de cabello corto—, aunque tampoco soy una experta.

—Está bien, está bien —accedió la menor—. Pero, no podemos dormirnos tan tarde, debemos ir a la escuela mañana.

Con una pequeña risa, Eun Ha asintió.