Sangre Verdadera -Harry Potter. TERMINADA #1T

La puerta del piso.27.

¡Al fin! O1 de Septiembre. Volvería a Hogwarts.

Podría volver a Hermione, Ron, Neville, Pansy, Zabini y Harry. Me sentía en la friendzone con Harry, y no tenía la menor idea de porqué. Quizás era porque pronto me convertiría en mortífaga...

O tal vez porque me había enamorado de Tomas. 

No, es la primera opción. Estoy muy segura de eso. No me podría gustar Tomas, no. Él es muy lindo, encerio, pero no es mi tipo. De eso estoy segura.

- ¡_________! Baja, que iremos a King Cross. -la voz de mi hermano entró en mis oídos, indicándome que debía bajar.

- Ya voy. -contesté. 

Hice el sencillo hechizo 'wingardium leviosa' e hice -con la varita-, que el baúl me siguiera hasta que bajara las escaleras. Ahí estaban mi padre, con un traje negro, mi madre, con un vestido negro, mi hermano, con un traje negro, y Yo, con un vestido rojo.

Básicamente, soy la roja de la familia. 

- Al fin te dignas de bajar. -dice mi hermano. Pude notar como quiso querer sonar chistoso, pero no le salió. Me dí cuenta que tenía ojeras bajo sus ojos, pero se notaban mucho ya que Draco estaba pálido.

Decidí no preguntar que le había pasado. Luego hablaría con él, claro. Si antes no quería contarme detalles sobre el amor u otras cosas, ahora menos.

(...)

Me despedí de mis padres en absoluto silencio. Creo que sabían que yo sabía lo que ellos querían que no supiera. Confuso, pero luego lo entiendes. Entré con Draco al Expreso Hogwarts y él fue por un lado y yo por otro.

Lo conocía demasiado bien como para saber que quería estar solo, o que no quería hablar de ese tema al respecto. 

No le dí demasiada importancia y seguí caminando. Pude ver que había nuevos alumnos este año. No básicamente de primero, sino algunos como mi edad. La mayoría eran chicas y eso me alegraba. Podría tener una amiga, además de Hermione.

Seguí caminando. No encontraba un puto (sorry :c) vagón vacio. ¿Acaso tengo que pagarles a las personas dentro de éste y que salgan? Porque si fuera así, no tendría dinero. Encerio.

Pensé en tomar un poco de agua que tenía guardada, ya que me empezaba a doler la garganta. Me dolía, demasiado. 

Alcé la cabeza enocontrándome con seis pares de ojos (tres personas) mirándome asustados. Decidí saber que era lo tanto que les asustaba, así que miré detrás mío. Nadie.

¿No será que tengo un moco en la cara? ¿Un chicle, quizás? Miré mi reflejo por la ventana; era de noche y se podía apreciar perfectamente las estrellas. Casi me muero de un infarto.

Tenía los ojos rojos. Era de ese tipo de color rojo intenso, que es demasiado bonito. Bueno, ese era. Creo que me entendieron. De pronto sentí un dolor inmenso en el estómago y como me tiraban para abajo. Como si hubiera atravesado una pared, o hasta incluso un suelo.

Pero no era así. No, no era un fantasma.

Alguien había abierto una puerta en el suelo. ¡En el suelo de un tren!. Pero lo peor no era eso. Lo peor era que estaba ahí. En ese 'cuarto' de bajo del tren.