Tenya Iida

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Arregló sus lentes en un acto de incomodidad, examinó la situación recordando las palabras dichas por su hermano.

«No está bien visto que un futuro caballero use su Quirk para beneficio propio» admiraba a Tensei, pero no podía hacerle caso en un momento como este.

No sabía cómo, pero se había perdido en el peor lugar posible, el bosque que unía todos los reinos siempre fue un sitio al que se le tenía prohibido entrar, no solo a él, desde la llamada "furia nocturna" de hace siete años nadie se atrevía a retar al ser protector del bosque.

La noche ya estaba cayendo y ni siquiera tenía una antorcha para pasar la noche con algo de luz, no conocía este lugar, pero intuía que si seguía por ese camino terminaría tarde o temprano por llegar al inicio del pueblo.

Suspiró, enderezó la espalda y se preparó para el despegue, era hora de usar lo aprendido en las clases de control de Quirk, y sin más, activó sus poderes.

Esquivaba los arboles con toda su coordinación, aún entre los arboles podía presenciar al sol ocultarse, según las clases de geografía el pueblo más seguro se encontraba en la posición en la que el sol se dirigía; el oeste.

Esperaba no encontrarse con ningún animal en su trayecto, desconocía la clase de fauna que este lugar de ensoñación ocultaba, lo único que recordaba haber escuchado era que este tenía mucho en común con los animales presentados en la corte, pero desde su desaparición se desconocía totalmente todo detalle sobre los elementos que escondía.

Haberse escapado de sus clases de economía era algo de lo que no se arrepentía del todo, a veces pensaba que el legado de su familia era un tanto "agotador" por así decirlo, una larga fila de héroes entrenados para proteger al rey del reino rojo, si es que este necesitaba protección; algo que dudaba después de escuchar todas las historias que circulaban por entre los sirvientes de su casa sobre lo autosuficiente que podía ser la familia real del reino que habitaba.

Ellos estaban entrenados para hacer cumplir la ley, pero su principal deber era obedecer, solo eso.

El rey no era el único soberano del que había escuchado historias sobre lo temible que era, los demás reinos tenían también algo espeluznante en su "familia más importante" como la fiereza de los del clan del reino de fuego o la "poco ortodoxa forma de arreglar las cosas" del heredero del de la oscuridad.

No era de su importancia el estar metido en chismes sobre las personas más importantes de la región, pero había algo que no entendía del todo; algo que presentía todos los adultos le estaban ocultando.

Los secretos de los tres reinos.

Según Tensei, eso era algo que vería en historia dentro de dos años, no es que fuera curioso, pero para un niño de siete años dos parecían la eternidad.

Algo curioso, eso sí, era el hecho de que parecía estar yendo en círculos, no es como si conociera este lugar, pero juraba haber visto ese mismo árbol con una gran rama partida en otra ocasión.

Eso sí que era extraño, no había girado en ningún momento, pero, aun así, todo parecía volver a repetirse. Eso le asustó un poco, ni siquiera tenía una brújula para orientarse y ya andaba pensando que podría vencer a un espíritu que ni siquiera los reyes pudieron vencer hace veinte años.

Trataba de mantener la calma ante esta situación, incluso cuando tropezó con una piedra que salió, literalmente, de la nada; tal vez no debería darle importancia, pero esa torcedura de tobillo era algo que no podía ignorar.

Exhaló lentamente recostándose en una gran piedra que estaba junto a sí, empezó a escuchar los búhos del lugar, el sol casi no se encontraba a la vista, los tonos anaranjados en el cielo solo le daban indicios de que ya sería imposible encontrarle. No quería llorar, eso no era propio de un futuro héroe, pero la situación le estaba superando.

El Corazón del Bosque |Boku no Hero Academia|Donde viven las historias. Descúbrelo ahora