Tōya Todoroki

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Izuku estaba de lo más inquieto, Luna lo había visitado la noche anterior para decirle que algo grande ocurriría ese día.

Midoriya no recordaba nada tan trascendental en los planes que ella le daba, según sabía su próximo destinado (el cual sabía sería otro príncipe como Kacchan) lo conocería pronto, la próxima semana si sus cálculos no le fallaban. Creía recordar que pertenecía a otro reino diferente al de su primer amigo y que él tendría problemas más serios que los de los demás.

Maltrato.

Algo con lo que no había lidiado nunca, Katsuki sufría por no tener un amigo verdadero, Ochako y Tenya por la tiranía del Rey de su reino, Eijirō sentía desconfianza de sí mismo por todas las personas que lo subestimaban y el próximo parecía ser un niño el cual sufría de violencia intrafamiliar.

Sabía que debía estar preparado para todo lo que afrontaría, no debía meterse mucho en asuntos delicados y debía ser lo más comprbensivo que podía.

Como siempre se la pasaba sólo en el día hasta que recibía la visita de alguno de sus destinados y luego el resto de la tarde sólo. Nada fuera de lo habitual.

Su padre salía con la excusa de que no quería entrometerse en su deber, que Luna le había explicado sólo tenía que estar el día que conociera al destinado de diez años y nada más.

Suspiró.

Ese día era muy temprano en la mañana, un ambiente fresco y cautivador del mes de junio, con las aves apenas despertando y los grillos cantando para anunciar el día soleado que vendría.

Era normal, cálido y bello. Pero aún no podía sentirse tranquilo por alguna razón.

Sabía que había algo que estaba olvidando. Pero la pregunta era ¿Qué exactamente?

Sintió el llamado de un búho, ese mismo que siempre le indicaba donde estaban los niños perdidos y el cual también era una especie de intérprete de Luna sobre cuál era su deber ese día. Raro, como ya habíamos dicho nadie debía ir hoy al bosque. Pero, no pudo ignorarlo.

Le siguió de cerca, mirando a su alrededor para comprobar que ninguno de sus destinados había llegado de imprevisto. Aunque tomando en cuenta que Izuku a sus nueve años recordaba con exactitud los horarios de visita de cada uno, no había opción de que fuera algo ajeno a la rutina habitual.

Aunque si notaba que el aire de repente se había vuelto un poco... caliente.

Aunque no un calor fuerte, sino más bien algo más cariñoso, como si buscará dar protección. ¿Algo relacionado con un Quirk de fuego? Sabía que su destinado tenía ese poder, pero aún era muy pronto.

El búho se detuvo en la rama de un pino como si señalara que ya había cumplido con sus indicaciones. Izuku no veía mucho, sólo las hojas en el suelo y un bulto de sábanas en el tronco del árbol.

¿Eso siempre había estado ahí?

Las sábanas se movían hacía arriba y abajo, acompasadas con lo que parecía un respirar lento y quejumbroso, casi como si aspirar doliera.

Descubrió el cuerpo de lo que sabía ahora era alguien perdido, ¿Su destinado tal vez? Y con mucho cuidado intentó despertar al chico.

El Corazón del Bosque |Boku no Hero Academia|Donde viven las historias. Descúbrelo ahora