Shōto Todoroki

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Abrió sus ojos con pereza, con una mano tocó su cabeza intentando apaciguar el dolor, había caído por un precipicio y ahora su cuerpo le estaba cobrando todos los daños sufridos, aunque le sorprendía que no hubiera muerto al instante.

Shōto no estaba seguro de donde se encontraba, prácticamente sólo escapó del castillo en cuanto le dieron la noticia. Tocó la venda que cubría su ojo izquierdo, la herida ya había cicatrizado, pero casi podía sentirla arder, como si algo la hiciera inquietarse.

Se levantó y sacudió el polvo de sus ropas, mantuvo su vista en el paisaje, no recordaba haber estado ahí nunca, el bosque era un lugar al que ni su viejo era capaz de entrar.

Su hermano Toya había escapado luego de saber todo lo que la familia real estaba pasando. Después de escuchar a los sirvientes hablar sobre el paradero de la reina, no pudo si no seguir los pasos de su hermano mayor.

Fuyumi le había mencionado que escapar sería una locura, Endeavor se pondría furioso si se enterase, tal vez le acusaría de traición, algo que estaba acostumbrado a hacer con cualquiera que fuera en contra de sus opiniones.

En ese mismo instante maldijo que ese hombre fuera su padre, los sucesos ocurridos en el último mes eran algo que quedaría guardado en su memoria.

Intentó relajarse, pese a no querer serlo, los modales de noble que le habían incrustado desde pequeño se hacía presentes en este tipo de situaciones.

Caminó por entre los arbustos saliendo de su infortunado escondite. Seguro por el ruido que había producido al caer ya los animales eran conscientes de su presencia.

La herida en su rodilla fue tratada con sus poderes de hielo. Vio el sol empezando a salir y ahí fue cuando se dio cuenta de una cosa, había pasado toda la noche fuera del castillo, imaginó a su padre histérico no por las razones comunes.

«No puedes desaparecer, el futuro rey no debe faltar ni un día a su deber» como odiaba el hecho de que el pelirrojo ni siquiera mostraba signos de que su persona le importaba, no era más que parte del ganado que ese hombre hacía llamar familia.

La mañana era fría, casi tanto como el Quirk de su madre, la neblina le impedía ver mucho más allá que unos cuantos metros de distancia, muchos asegurarían que el clima era un infierno, llegando a congelarle los huesos a más de uno. Pero, para Todoroki, no era así, este ambiente le recordaba a su madre.

Se negó a usar sus poderes de fuego para dispersar el clima, hace unas horas le había jurado que nunca seguiría sus pasos, y eso era algo que pensaba cumplir.

Sintió ganas de llorar al recordar todo lo ocurrido, aún era incapaz de creer que su progenitora fuera capaz de dañarlo, congelaría a quien siquiera lo insinuara si no lo hubiera vivido en carne propia.

Fuyumi estaba devastada, el hecho de alejarla de Rei le había causado un gran trauma, Toya había desaparecido hace más de una semana, confiaba en las capacidades de su hermano mayor, pero nunca había pasado tanto tiempo lejos de casa. Su padre solo terminaba de hacer los trámites para que el traslado de la reina fuera un total secreto ¿Y Shōto? Shōto solo podía pensar que todo esto era culpa de su viejo.

Limpió su ojo intentando quitarle rastro de lágrimas.

Se negaba a quitarse la venda que cubría su lado izquierdo, aun no se atrevía a mirarse.

---Debes tener una vida muy dura---escuchó a sus espaldas, la sorpresa causó que diera un brinco asustado.

Al darse la vuelta, un niño, que no supuso era mayor que él, le miraba con una sonrisa triste, puede que no le conociera, pera admitía que era muy lindo y delicado.

El Corazón del Bosque |Boku no Hero Academia|Donde viven las historias. Descúbrelo ahora