Prólogo.

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María Cristina De Angulo Botero, joven estudiante recién egresada de una prestigiosa facultad de medicina, joven con notas brillantes, que  sin mayor esfuerzo fue aceptada en uno de los mejores hospitales de enseñanza para poder hacer su interinato, ahí estaría unos años antes de convertirse en un médico adjunto con una especialidad, a ella le gustaba cardiología o quizás pediatría, aún no lo decidía y la verdad, es que en ese momento no le preocupaba, sus calificaciones ya eran un gran piso para empezar, es por eso que después de ir a la ceremonia de bienvenida que daba el hospital, decidió ir a un bar, a celebrar con la única persona que de verdad le había caído en gracia el día de hoy, Juliana Pérez.

-Oye Makis, esa chica te está mirando mucho – le dice Juliana al oído, apuntando hacia una esquina, donde una hermosa chica, de labios gruesos tinturados de un fuerte color café, piel blanca, ojos grandes y perfectamente delineados sonreía de medio lado, ella estaba sonriendo de medio lado, acomodando su larga cabellera castaña hacia un lado, mirando fijamente a Makis, succionando sensualmente la pajita.

-Me está mirando – le responde Makis un poco perdida por lo intenso de sus ojos, sin querer se empezó a morder el labio inferior, sabía que esa hermosa mujer no la miraba solamente por ser linda, probablemente quería una noche de diversión y ella definitivamente no se lo negaría si llegaba a proponérselo. Mientras que Juliana, estaba desesperada porque su amiga se atreviera a hablarle a labios bonitos, ella lo único que quería hacer, era correr a coquetear con esa linda pelirroja de caderas amplias que parecía bailar al caminar.

-Háblale, por cómo te mira, te juro que no tiene pensamientos muy sanos contigo – vuelve a animar Juli, solo piensa en lo mucho que se divertiría seduciendo a esa pelirroja, pero también, en lo mal que se sentiría por abandonar a su suerte en ese bar a su reciente amiga.

-Hola, he visto que me miras mucho y probablemente sea por mi blusa roja de la suerte, la cual, me hace lucir muy atractiva, debo decir, que eres una diosa encarnada pequeña – de inmediato el encantamiento parece romperse en Makis, no pensaba que esa chica podría ser tan altanera, pero al ver que su amiga iba muy interesada hacia cierta pelirroja decidió mantenerle la conversación.

- ¿Y tú quien se supone que eres? – pregunta Makis de manera altanera, logrando sacar una tierna sonrisa de los labios de la misteriosa de pelo largo.

-Ten en cuenta esto, eres una chica en un bar, yo soy una chica en un bar, quiero invitarte un trago y quizás obtener tu número, si tengo suerte podré conseguir una cita, esta noche no somos nadie, solo dos chicas en un bar – la voz suave de esa chica misteriosa hace estremecer a Makis, como si sus almas estuvieran conectadas.

- ¿Cómo estás tan segura de que tendrás suerte? – la desafía la más pequeña, intentando alargar ese momento, para que esa chica no se vaya.

-No lo tengo, solo espero tenerlo – le responde desafiante, la chica, con el fin de provocarle, enrosca su lengua en la pajita, dando suaves sorbos a su mojito, provocando un suave cosquilleo en el bajo vientre de Makis.

-Pues, déjame decirte hermosa, no tendrás suerte – le responde Makis mordiendo su labio inferior de forma lasciva, sabe lo que esa misteriosa chica provoca en ella y precisamente no es un pensamiento que pueda proferir en una iglesia, Makis quiere recorrer con su lengua ese cuerpo que la llama, pero su despierto cerebro dice que debe dejarlo solo en un simple coqueteo.

No fue sorpresa para ninguna de las dos cuando Makis estaba apoyada contra la puerta de su departamento, luchando por abrirla, pero los besos de esa chica en su cuello no la ayudaban en nada, definitivamente, esa noche tuvo el mejor sexo de su vida, salvo por un pequeño detalle, no sabía el nombre de la chica y el alcohol había borrado gran parte de la noche.  No fue hasta el otro día, cuando la alarma sonó, que se dio cuenta de todo lo que había pasado. Un trasero blanco y respingado se hacía presente frente a sus ojos, su propia desnudez la hacía suponer lo que había pasado, pero no quería que esa chica supiera, no tenía intenciones de una relación que le complicara la existencia, solo quería empezar de cero, desde que decidió tomar la oportunidad de ese interinato, pero el suave quejido de esa melodiosa voz frustró sus planes.

-Dios, mi cabeza – Makis lucha por correr, pero los ojos de esa chica la paralizan.

-Hola, un gusto…- se queda mirándola para poder completar la oración, pero Makis solo se queda absorta en esos lindos ojos marrón, los más lindos que jamás vio.

- Makis – dice finalmente, pero la dura realidad la golpea en la cara, ella no puede tener una relación ahora, tenía que concentrase en su carrera – Y llego tarde a mi primer día de trabajo, así que… creo que deberías irte.

-Un placer Makis, yo soy Natalia, Natalia Afanador y me gustaría que esta fuera una de las primeras veces que nos veamos – le dice con completa galantería Natalia, Makis solo se despide con un pequeño gesto, refugiándose en su cuarto.

No es sorpresa para ella, que al llegar a su primer día de trabajo no fuera diferente a como fue toda su vida, pues al cruzar esa puerta vio esa maldita sonrisa, esos ojos lascivos sobre su cuerpo, y sin querer, sintió esa lengua recorrerla completa, frente a sus ojos tenía a Natalia Afanador con un traje de médico adjunto.

-Mierda – dice la pequeña sintiendo su cuerpo arder frente a su nueva jefa, frente a su amante.

N/A:
Esta historia estaba pendiente de hace rato y como muchos saben, me encanta Grey's Anatomy y un día AlexaRatona me dio la idea, será como más o menos así, pero sin llegar a ser como Grey's Anatomy

Si Doctora - (Ventino) [Makia]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora