Natalia Prov:
Chica coqueta, solo eso pude pensar cuando la escuché aceptando la invitación a beber unos tragos con la nueva interna, ella había rechazado todas mis invitaciones a salir, todas mis insinuaciones, per a ella le había aceptado apenas había llegado, así que solo la llevé a la sala de imágenes para poder dejarle en claro que a mí no se me podía resistir, solo la besé como si no hubiera un mañana, la besé con rabia por los rechazos, la besé con deseo por volver a sentir su piel, la bese por todos y cada una de las veces que sus ojos se habían cruzado con los míos.
-SANTO DIOS, AFANADOR ¿QUÉ MIERDA ESTÁ PASANDO AQUÍ? – me separo rápidamente de ella, por alguna razón inconsciente la acuno tras mi espalda, rezando porque la persona que ahí estaba no le hubiera visto la cara.
-Camila, por favor, no hagas un escándalo – Camila Esguerra, mi mejor amiga, me había atrapado besándome con una interna en la sala de imágenes, era para escándalo, pero la verdad es que estaba apelando a la piedad de mi mejor amiga.
- ¿A quién mierda te estás intentando embaucar Afanador? Ya vi que es una interna, si me vas a hacer guardar esta clase de secretos – sentí las manos de Makis apretar con fuerza en mi espalda.
-Primero que nada, no estoy intentando embaucar a nadie Cami, ella me gusta de verdad y te juro que se me aleja porque tu dijiste eso de embaucar, te juro levantar tu trasero a patadas por bocona – inconscientemente busco la mano de Makis a mis espaldas, mi corazón late como loco cuando sus dedos se entrelazan con los míos y cuando su pulgar empieza a pasar suavemente sobre mi mano – Segundo, te lo diré solo si me dices que vas a callarte y no decir nada, no quiero que se vea comprometida su educación, no se merece eso.
-Por Dios, es la chica del bar, a ese bar solo va personal del hospital y no te preocupes Natalia, por fin te veo feliz después de tanto tiempo, no diré nada, pero dile a la niña que salga de tu espalda, parece una pequeña asustada – Cami me da una sonrisa, esa que me dice que todo estará bien, es misma que me dio cuando salimos corriendo del lugar donde vivíamos, ella me estaba dando su apoyo. Tiré suavemente de su mano para sacar de detrás de mi espalda, Makis estaba completamente sonrojada por el espectáculo que habíamos dado y por qué los atraparan.
-Makis, de verdad es linda Natalia – no puedo evitar sonreír al ver como sus ojos iban hacia nuestras manos entrelazadas, intentando soltarla, pero no lo pienso permitir, le doy un apretón cariñoso, haciendo entender que todo estará bien.
-Doctora Esguerra, disculpe, de verdad, nunca debió ver esto – veo que mi amiga camina hasta ella para ponerle las manos sobre los hombros, haciéndola respirar, mirándola con ternura.
-Makis, escúchame, a esta idiota que tienes tomada de la mano la conozco desde que tengo uso de razón, sé cómo es y sé cómo puede llegar a ser, la quiero con mi vida y la protejo como mi hermana, si tú eres la persona que pone esa sonrisa en su cara luego de cada turno no tienes por qué disculparte, tienes todo mi apoyo, solo te pediré que la cuides y que seas sincera con ella frente a lo que sientes, porque ella puede ser un poco bruta, un poco payasa y a veces un poco torpe, pero es buena y sé que no sabrá decirte las cosas sin ponerle su toque de humor, solo cuídala – no puedo evitar rememorar todo lo pasado con Cami y lo mucho que me ha apoyado.
-Lo haré doctora Esguerra – la voz de Makis es como un pequeño susurro frente a tanto bullicio, es ese susurro que se impone al silencio y se escucha claro, es ese susurro que da vida.
-Dime Camila, si ella te quiere, yo también te querré – solo nos da una sonrisa y sale de la habitación, poniendo el seguro antes de salir, tomando una precaución que nosotras no tomamos antes de entrar, cuando nos quedamos sola siento que Makis se quiere separar de mí.
-Ni siquiera lo pienses – me doy vuelta para tomar posesión de su cintura dejándola completamente pegada a mi – No piense escapar de nuevo señorita De Angulo, porque nosotras dos tenemos algo pendiente ¿Por qué no quieres admitir que te gusto?
-Eres mi jefa – me responde ella, sus ojos rehúyen de los míos, sé que está avergonzada, quizás un poco por lo que vivimos anteriormente.
-No importa eso Makis, tenemos una vida fuera de esto – tomo su barbilla para alzar sus ojos, para perderme en esos pozos marrones que me hicieron sucumbir desde el primer momento, esos ojos que me encantan.
-Esto puede comprometer mi educación o mi licencia como médico – vuelve a rebatir, sé que no sabe que decir, sé que ella siente lo mismo que yo, de lo contrario ahora no estaríamos aquí, de lo contrario ella no habría tomado mi mano con tanto fervor hace unos minutos atrás.
-Sabes que solo lo compromete si estás teniendo encuentros sexuales con un superior y en caso de que la relación conlleve alguna falla en tu trabajo, pero si llegas a tener una relación estable dejas de ser una preocupación para los inversionistas del hospital – sus manos están fijas en mis antebrazos, sus ojos ya no se desconectan de los míos y nuestras bocas casi están rogando por juntarse.
-Yo... yo...- me acerco otro poco a ella, lo suficiente para que nuestros labios se acaricien suavemente con cada palabra que decimos, siento esa suave fragancia que emana, deseando poder sentirla más adelante, anhelando poder besarla, ya no como algo sexual, me muero por conocerla, por saber que es lo que piensa, por saber sus deseos y sus metas.
-No te puedes resistir, Makis, por favor, lo único que pido es una cita, que me des la oportunidad de conocerte, solo pido que me dejes enamorarte de a poco – cuando siento su mano acariciar mi mejilla me deja completamente débil y vulnerable, me deja sin aire y sé que tengo una única manera de conseguirlo. La arrastro hasta que estoy levemente sentada sobre la mesa, arrastrándola conmigo para dejarla entre mis piernas, una de mis manos sube por su espalda hasta estar aferrada a su nuca, tirándola suavemente para besarla con calma, tomando de la manera más tierna sus labios, nevándolos con calma, sintiendo sus dedos acariciar con delicadeza mis mejillas, eso fue mi perdición.
-Cuando termine el turno, podemos ir a nuestra cita – me dice ella sin apartar la vista de mis labios, vuelvo a tirar suavemente de su cuerpo para abrazarla con delicadeza, buscando sus labios de manera rápida.
-Paso a buscarte a tu departamento – no puedo esconder la sonrisa que se me escapa, vuelvo a besarla rápido y le digo con la mayor naturalidad posible – Señorita De Angulo, nos vemos en cirugía, espero ver esos lindos ojos alentándome a tener la mejor cirugía del mundo.
-Nos vemos pronto doctora Afanador – ella me mira con esa sonrisa coqueta, esa que solo ella sabe dar.
Salgo completamente perdida en mis pensamientos, completamente ida en el mundo de Makis, hasta que siento que me tiran de manera violenta hacia una de las salas de descanso, ahí veo a Camila con esos ojos inquisidores.
- ¿Hasta dónde quieres llegar con ella Natalia? – me pregunta seria, sé que no lo preguntó delante de ella por razones obvias.
-Quiero todo con ella Camila, no sé qué me hizo, no sé qué pasó, solo sé que ella me encanta y quiero que las cosas con ella salgan bien – la veo resoplar, sus ojos me miran intentando trasmitir lo que quiere decir sin palabras.
-Si quieres eso con ella deberías ser sincera y decirle tu secreto, antes de aventurarte a más con ella debes decirle la verdad, esa que nadie más que yo conozco, tiene derecho a saberlo – ella tiene razón, hay un secreto, uno grande, pero por ahora no se lo puedo decir, no sin que ella corra de mi lado.
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Si Doctora - (Ventino) [Makia]
DragosteUna noche de sexo no debería significar más que eso, pero si el destino se empeña en juntarlas, quizás no deberían hacer oídos sordos.