Natalia no se sentía capaz de decirle a Makis el miedo que había tomado parte de su ser desde hace un par de días, desde que David se había presentado en su habitación cual fantasma, desde que le había recordado los años de maltrato, los golpes que la había obligado a recibir, las denigraciones que había sufrido y los más bajos insultos; cada una de las cosas que había sufrido habían sido por culpa de David.
Y el día de hoy, no sería cuando ella no se lo dijera, no se veía capaz de arruinar el único día feliz de verdad que había iluminado el rostro de su amor. Constanza, la pequeña que había alegrado sus días de una u otra manera, recibiría el corazón que había esperado por tanto tiempo.
—¿Cuándo despierte van a estar a mi lado? — Preguntó la pequeña mostrando gran parte de sus dientecitos blancos. — ¿Y Jahkob? ¿Podrá ir a verme?
El pequeño asomó su cabeza por sobre la camilla. — Si no me dejan, ya encontré una puerta misteriosa por la que colarme. — Sonrió completamente orgulloso de su proeza. — Sea como sea yo te estaré esperando en la habitación en la que te dejen.
Natalia lo miró con reproche, pues sabía que ese enano endemoniado era capaz de escabullirse por los mismos ductos de ventilación si era necesario, y también sabía que Constanza sería capaz de esconderlo con tal de que no tuviera algún castigo por su osadía.
—Ustedes no deberían estar planeando ese tipo de barrabasadas. — Los reprendió Makis en ese tono de voz nervioso que había adoptado desde ayer. — Y tú. — Apuntó a la niña, quien frunció el ceño de manera inmediata. — Procura despertar, por favor. — Suplicó en un tono bajo, casi inexistente.
La pequeña asintió afanosa, sonriendo en el acto para calmar a Makis. Natalia no dudó en acercarse a la morena por su espalda, recargando su mentón en el hombro de la chica. Sabía que ese era la única manera de darle fuerzas y dale la tranquilidad que en este momento mermaba.
—Tienes que volver a alegrarnos con tus travesuras. — Sonrió la castaña con convicción. — Así que despierta para que todos nosotros podamos estar tranquilos.
La niña parecía un poco nerviosa, incluso parecía más inquita de lo común, hasta que sus ojos subieron temerosos buscando los de Makis, buscando en ellos una calma que no se tenía en esos momentos.
—Mamita. — Llamó encogiendo el pecho de la pequeña en el acto. — Yo sé que no crees en...en Dios. — Evidenció las fuertes convicciones científicas de la chica. — Pero yo sí, ¿crees que podrías rezar conmigo? — Esa voz dulce y esos ojitos brillantes desarmaron a todos. — Ya sabes... como...como familia.
Natalia tomó la mano de Makis, y luego tomó la de Jahkob, mirando dulcemente a la niña que seguía sonriendo de manera tímida en la camilla.
—¿Tienes miedo mi amor? — Preguntó.
La niña hizo un puchero. — Un poquito. — Sus pulgares comenzaron a bailar entre sí. — Es que, no me gusta dormirme, no me gusta que me duerman cuando no saben si despertaré.
Natalia tiró para acercarlos a la camilla, quedando en ese pequeño circulo que solo irradiaba cariño, un circulo irrompible que daba la certeza de que este episodio tendría un final feliz, de que por fin tendrían la tranquilidad que tanto merecían.
—Entonces lo haremos amor. — Prometió con una sonrisa dulce. — Rezaremos los cuatro como familia para que somos. — Prometió.
Jahkob arrugó la frente con descontento. — Yo no sé rezar Coni. — Expresó con pesar. — ¿Y si lo arruino?
—Yo te enseño. — Esa chispa feliz que la niña no perdía era capaz de enternecer a cualquiera. —A mi me enseñaron a rezar las monjitas del orfanato.
![](https://img.wattpad.com/cover/178703110-288-k691351.jpg)
ESTÁS LEYENDO
Si Doctora - (Ventino) [Makia]
RomanceUna noche de sexo no debería significar más que eso, pero si el destino se empeña en juntarlas, quizás no deberían hacer oídos sordos.