Natalia Prov:
No podía negar que me sentía en la novena nube solo por saber que Makis es mi novia, que ella estuviera a mi lado con un nombre, que pudiera tomar su mano en los descansos, poder decirle a mi hijo que la chica que tanto adoraba era mi novia, ere ese algo que tanto adoraba, que pese a todo, ella nos enseñaría a amar como tantas veces se nos fue negado mientras estábamos al lado de David; sé que él me dio lo más preciado en el mundo, pero él también me torturó haciendo temer a mi hijo, él hizo que mi pequeño llorara por no tener un abrazo de su padre, por solo tener gritos y malas palabras, por obtener golpes en vez de caricias.
—Tenemos que ir al hospital. — Makis aparece en la puerta del cuarto con una toalla enredada en el cuerpo y otra enrollada en su cabello.
—Se me olvidó como me llamo.
—Idiota. —Que ella se ría achinando los ojitos debería ser considerada la octava maravilla del mundo
—Te quiero.
Mis labios comenzaron a pasear sobre sus mejillas, hasta que solo dejé un beso tronado sobre el sector, ella solo lanza una risa un poco estrepitosa; empiezo a recostarme en la cama, arrastrándola a ella conmigo para que se recueste en mi pecho.
—Yo también te quiero preciosa, pero tengo que llegar a mi turno. —Su mano buscó mi mejilla para arrastrarme a sus labios para darme un beso suave.
—Deberíamos quedarnos acá, formar nuestro propio hospital y usarlo para hacer el amor en todos los rincones. — Veo como sus pómulos se tiñen de un violento rojo, causándome una ternura tremenda. —Sobre todo si te puedo ver sonrojada todo el tiempo.
—Muy tentador Afanador, pero pienso pasar mi interinato y residencia, no me lo voy a tirar por estar de promiscua contigo en los rincones.
Por alguna razón, solo quiero quedarme ahí, abrazándola, acariciando su suave piel hasta que ya me quedara grabado en la palma de la mano, sentir su respiración calma, ver su rostro cansino, impregnarme del sonido de su risa, incluso imagino esto con Jahkob por ahí revoloteando; una tarde de domingo recostados con mi bebé durmiendo al medio, él acunado entre los brazos de Makis, y entre mis brazos a Coni.
—¿Natalia? ¿Te sientes bien?
Cuando Makis me habló logré salir de mi ensoñación, no me había dado cuenta de que estaba perdida en un mundo completamente diferente; intenté sonreír con sinceridad cuando volteé a verla, pero ella me miraba con el ceño fruncido.
—Ni si quiera intentes decirme que nada, porque sé que esa no es tu cara de nada.
—¿Sabes con quien te toca rotación el día de hoy? — Pregunté dispuesta a dale las verdaderas razones de lo que ocupaba mi mente ahora.
—Si no me equivoco, me debería tocar en cardiotorácica.
La mano de Makis había comenzado a juguetear suavemente con mis dedos, tan tranquila y dócil.
—Dile a Camila que luego de terminadas las rondas y cuando ya asignen los casos te lleve a la habitación 302 del piso de pediatría.
Makis me mira un poco intrigada, al parecer mi tono de voz demuestra que algo me está preocupando y la verdad es que es así, simplemente no puedo sacármela de la cabeza.
—Está bien, ¿Necesitas que prepare a Jahkob para la guardería?
La respuesta llega con la puerta abriéndose suavemente, desde la cama no se ve gran cosa, solo unos cabellos azabaches un poco desordenados; mi pequeño viene con el ceño fruncido, con su pequeña mochila en una mano y con su muñeco de felpa en la otra.
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Si Doctora - (Ventino) [Makia]
RomansaUna noche de sexo no debería significar más que eso, pero si el destino se empeña en juntarlas, quizás no deberían hacer oídos sordos.