Estimada María Cristina.
Por el presente medio le informo, y desde ya se asume como conocedora de los requisitos para la adopción de la menor Constanza Briones Prado, desde ahora conocida como el infante; se informa que el proceso de evaluación comienza desde el momento que la carta llegue a su remitente, es por eso que se da inicio a visitas domiciliarias, revisión de propiedades y estados de cuenta, esto a modo de asegurar el bienestar de la infanta.
De no pasar las pruebas necesarias para adoptar a la infanta, usted será notificada con antelación, en caso de que se quiera dimitir del proceso de evaluación de adopción, usted deberá asegurarse de comunario oportunamente a las autoridades correspondientes.
Saludos cordiales.
Natalia miraba absorta a la pequeña y a Makis, quien estaba firmemente aferrada a la mano de Constanza, quien miraba el suelo un poco avergonzada, quizás por la intensa mirada de la castaña que parecía querer descifrar ese momento.
—¿Qué...qué...qué?
Jahkob tomó con delicadeza la mano de su mamá para destrabarla; el pequeño era demasiado inteligente como para saber que su mamá necesitaba un pequeño empujón para soltar lo que quería decir.
—¡Mami! ¡Despierta!
—¡¿Es verdad?! — Natalia por fin pudo soltar lo que quería decir, algo le decía que debía preguntar.
—Si Natalia, es verdad. — Makis miró con ternura a esa chiquilla que la miraba con la misma sonrisa y la misma luz que podía ver en la castaña. — Quiero adoptar a Coni, quiero darle algo, quiero darle una vida hermosa, quiero darle todo lo que se merece.
—¡Coni! ¿Esto es verdad?
—¿Le molesta doctora Afanador? — La pequeña tenía miedo de que esa doctora que tantas noches la había acompañado ahora no estuviera de acuerdo con la decisión de la novia de la que sería su posible madre.
—No, no, no me molesta.
Natalia parecía no procesar la información, no reaccionaba a nada de lo que las chicas le decían, eso solo hizo que el miedo se masificara en ambas morenas; Makis, esta vez pensaba por el bienestar de esa pequeña, y sabía con claridad que este tipo de tensiones no le era beneficioso para su salud.
—Natalia, yo creo que me iré a mi departamento con la pequeña, no quiero importunar.
Makis estaba dispuesta a irse, de verdad lo hubiese hecho si no hubiera visto el fuerte pisotón que le dio Jahkob a su madre para sacarla de su estado catatónico.
—No, ni se te ocurra irte. — La castaña tomó las llaves para abrir la puerta con delicadeza. — ¿Qué quieren cenar? Puedo cocinar.
—Mami, cocina tú, que quiero comer algo que no esté quemado. — El pequeño puchero de Jahkob hizo que Natalia desistiera de su idea de asesinarlo, además de no poder, pues, ese enano traidor era su hijo.
—¿Quieres pasta?
Jahkob asintió y sin siquiera mirar hacia atrás comenzaron a encaminarse al interior de la casa, como si de una gran familia se tratase, pero ninguno se dio cuenta que la pequeña Constanza estaba cada vez más atrás, negándose a avanzar, pues la timidez y la inseguridad habían bloqueado sus piernas para el avance.
—¿Coni? — Makis se giró para ver a la pequeña con los pies clavados al lado de su carro, no había avanzado ningún centímetro. —¿Te sientes bien? — Sin dudarlo la pelinegra volvió sobre sus pies para estar frente a la pequeña que solo asintió a modo de respuesta. —¿Quieres entrar? — La pequeña negó, sintiéndose inútil para hablar. —¿Quieres irte? — Ella asintió.
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Si Doctora - (Ventino) [Makia]
RomanceUna noche de sexo no debería significar más que eso, pero si el destino se empeña en juntarlas, quizás no deberían hacer oídos sordos.