Makis miraba al director del hospital con ojos vacíos, sabía que debía temer, sabía que su interinato estaba en peligro, y también sabía que todo esto no le podía importar menos, sabía que su corazón se sentía extrañamente vacío, que su esperanza pareció irse por la ventana de ese mismo lugar, y aunque debería sentir algo en esa extraña situación, nada le hacía reaccionar.
—¿Sabes que esto es causal de despido y por ende, tu salida del programa de interinato? — Preguntó de manera retórica Juan Muñoz. — Eso significaría que ti no podrías entrar a ningún otro programa de interinato.
—Lo tengo claro director.
—¿Sabes que tus compañeros harán comentarios crueles? — Volvió a preguntar.
—También lo sé, ya he escuchado algunos.
—¿Sabes que esto puede traer graves consecuencias para ti y para tu futuro académico y laboral? — Volvió a preguntar.
—Lo sé, pero ya no tengo nada que negar.
Él volvió a mirarla, esta vez, un poco más comprensivo de lo que había mirado. — Y yo no puedo ser tan hijo de puta como para sancionarte luego de que toda la culpa de esto fue mía. — Dijo con auténtico pesar, causando una mirada completamente sorprendida en la pelinegra. — Fue mi culpa que él llegara acá, y te juro que nunca hubiera permitido que algo como esto pasara si hubiera sabido algo. — Para sorpresa de la pequeña, él se estiró sobre el escritorio para poder llegar a sus manos. — Lamento profundamente el hecho de haber llevado esto sobre sus cabeza, de haber arrastrado todo esto sobre Jahkob, sobre ti y sobre Coni, porque sé el proceso que estás enfrentando con esa pequeña, de verdad lo lamento.
—Esto no es culpa de nadie más que de él. — Respondió con la voz quebrada Makis. — Él debió apartarse, debió alejarse de ella, debió dejarla en paz. — Ella se preocupó de limpiarse las lágrimas, solo para no demostrar debilidad. — Él es un monstruo y ahora está pagando todo lo que ha hecho.
—Lo sé Makis. — Juan acarició con suavidad los nudillos de la chica. — Y por más que quisiera dejarte libre sin pecado ni culpa, no puedo, porque se me va a cuestionar, así que tendrás que lidiar con 2 meses sin entrar a quirófano, pero así tendrás más tiempo de estar en la recuperación de Natalia y podrás estar con los niños.
—Gracias Juancho. — Susurró en ese apodo cariñoso que los mismos internos le habían puesto. — Sé que no estoy en condiciones de pedirle nada, pero quiero pedirle un favor.
—El que quieras Makis.
—Quiero que me cambien a mi y a Juliana del grupo de internos de Olga Vives.
—¿Por qué?
—No me hagas decirlo. — Imploró con pesar.
Juancho resopló con frustración, sabía que esa chica tenía algo que ver con todo lo que había pasado ese día, así que decidió respetar el deseo de la chica. — Tramitaré los papeles, y te daré una licencia por incapacidad, para que puedas ordenar todo antes de volver al trabajo.
—Gracias.
Las piernas de Makis comenzaron a moverse por si solas, sin llegar a procesar completamente al lugar al que se dirigían, solo se dejó ir para espantar un poco de esos fantasmas que llevaban días bailando dentro de su cabeza, hasta que se encontró frente a la pequeña Constanza, quien abrazaba con fuerza a Jahkob.
—Ella recordará todo Jahkob, lo prometo. — Consolaba la pequeña a su casi hermanito.
El pequeño comenzó a sollozar con fuerza. — Ella olvidó a mami Makis, te olvidó a ti. — Sus pequeñas manitos hacían esfuerzo sobre humano por retener las lágrimas que resbalaban por sus mejillas. — Ella quiere ver a papá, y fue él, fue él quien le hizo todo esto, fue él quien la dañó.
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Si Doctora - (Ventino) [Makia]
RomanceUna noche de sexo no debería significar más que eso, pero si el destino se empeña en juntarlas, quizás no deberían hacer oídos sordos.