Capítulo 28 -Es la verdad.

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Nunca se había sentido tan odiada en su vida, nunca había sentido que tantos estaban fijos en ella, que apuñalaban su espalda en cada paso que daba, era como si todo el mundo supiera a viva voz lo que había hecho, sin embargo, sabía con toda claridad que la única persona que sabía esa cruel verdad, no había abierto la boca, lo único que había hecho, era ir donde el jefe para decir que ella era novia de la doctora que seguía en coma desde esos horribles acontecimientos.

—No puedo creer que fuera su novia, de seguro solo intentaba escalar con facilidad.

Esas eran las clases de rumores que se escuchaban desde que la interna había dicho a viva coz su relación con la adjunta.

—De seguro nunca la quiso, de seguro esto siempre fue un cruel teatro, pobre Afanador.

Esos eran los comentarios que bailaban en la estación de enfermeras, quienes miraban por encima del hombro a la pelinegra que vagaba con el pequeño entre sus brazos, o muchas veces, sola.

—De seguro ahora la corren del programa. —Los mismos internos rumoreaban con cierto desdén cada vez que la chica iba a por un café. — Por eso siempre era la mejor en las rondas, tirarte a tu jefe tiene esos beneficios.

Y pese a la crueldad de los comentarios, Makis seguía como si de un fantasma se tratase, deambulando por los pasillos, buscando algún motivo para mantenerse despierta mientras esperaba a que Natalia, su amor despertara. Ella no era la única que esperaba fehacientemente que la castaña despertara, esa rubia pasea disimuladamente por los pasillos aledaños a habitación de la chica.

—Con todo respeto doctora. — Escuchó a sus espaldas, sintiendo que el corazón se le apretaba al instante. — No creo que sea bueno, ni mucho menos decente, que usted se encuentre deambulando cerca de su habitación.

La rubia comenzó a abrir y cerrar la boca, en ese vano intento por decir algo que la salvara de la rudeza de las palabras de cierta morena que la miraba con un poco de odio. — Yo...yo solo quiero saber cómo... como sigue.

—Eso no le importó mucho cuando básicamente la empujó a esto. — Las palabras de Juliana bajaron hasta tal punto que solo parecieron un susurro. — No cuando usted la arrojó a los brazos de ese monstruo.

—Yo no quería esto. — Sollozó al verse enfrentada por la mejor amiga de la pelinegra. — Yo no quería que esto terminara así.

—¿Y qué buscaba doctora? —La chica parecía ni siquiera respetar a la rubia que tenía al frente, parecía no importarle que ella fuese su jefa de algún modo. — ¡¿Buscaba destruir a una familia?! Porque eso es lo que hizo, ellos cuatro formaban una familia, le gustase a quien le gustase. — Un paso furibundo hizo retroceder a la rubia. — ¡¿Buscaba una venganza personal?! Porque de ser así, usted es la hija de puta más grande del maldito mundo. — Otro paso casi le hizo caer de espaldas por la puerta abierta de la habitación de Natalia Afanador. — ¡¿O buscaba separarlas?! Porque déjeme decirle que ni toda esta mierda lograra acabar con lo que esas dos personas sienten. — Por fin pareció alcanzarla para tomarla con fuerza de los hombros. — ¡Sea lo que sea, pero diga algo de una maldita vez!

—¡Yo quería a Makis! — Exclamó presa del temor de verse apuntada una vez más con el dedo, para su sorpresa, sus ojos fueron más allá de la furiosa figura de Juliana, reparando en unos ojos avellana completamente apagados, unos ojos que parecían tener un profundo dolor alojados en ellos.

Makis la miraba con decepción, incluso perdiendo el poco brillo que podía haber quedado albergado en ello. — Pues espero que eso sea una razón de peso para justificar frente a su hijo el hecho de que su madre esté en esa cama.

Olga quería pedir perdón, quería implorar porque no la siguieran mirando con ese odio, quería llorar a los pies de Jahkob, implorando el perdón que no se merecía, porque era verdad, todo lo que había dicho Juliana era verdad, ella había destruido una familia, esto le había costado el trasplante y casi la vida a una pequeña, había dejado a un pequeño al borde de quedar en las manos de un ser despiadado, había dejado a Makis sin la razón de sus hermosas sonrisas, y por sobre todo, había dejado a Natalia al borde de la muerte, con un futuro incierto y con números rojos en lo que respectaba a su esperanza de vida.

Si Doctora - (Ventino) [Makia]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora