Jahkob deambulaba por los pasillos del hospital como si lo estuviera persiguiendo el peor monstruo, y la verdad es que no estaba muy alejado de la realidad, desde que su mamá había decidido dormir por largo rato, todos parecían enojados o tristes, y no comprendía las razones por las que las personas se negaban a que la despertara, ellos ni siquiera le dejaban intentarlo, simplemente llegaban y le decían que ella no despertaría así.
—Enano ¿Dónde está Makis? — Preguntó su tía Camila, quien al parecer, era la única que parecía hablarle como si no fuese un completo bobo. — ¿Qué haces solito?
El pequeño de cabellos azabache le miró con el entrecejo fruncido, dándole un cierto parecido a su madre. — Mami fue a dormir un rato, me llevó con ella pero yo no tengo sueño, quiero ir donde mamá, pero el feo doctor no me dejó entrar. — Dijo con voz aniñada.
—¿Makis no sabe que estás aquí? — El pequeño negó mirando hacia el suelo, esperando de inmediato el regaño. — ¿Quieres ver a tu mamá? — El pequeño asintió con la cabeza, mordiendo la parte interna de sus mejillas para no llorar. — ¿Sabes qué doctor es el que está en su habitación?
—Mili...Mili...— Jahkob cerro los ojos con fuerza, sabía que quería llorar, lo quería mucho. — No sé decir su nombre tía.
Camila se puso a su altura, acariciando con suavidad las mejillas de ese niño que parecía a punto de estallar de tan rojo que se había puesto. La pelirroja se sentía culpable, ese chico estaba muy pequeño como para saber lo que era perder a alguien tan querido como su madre, mucho menos luego de saber que todo esto había sido causado por su padre, ella se sentía culpable porque no había sido capaz de cuidar a su amiga, y ahora estaba viendo como ese pequeño valiente hacía intentos desesperados por no lanzarse a llorar.
—¿Millisent? — Preguntó, a lo que el pequeño asintió. — Pero mi amor, si ella no es mala, de hecho, es la más indicada para cuidar la cabecita de tu madre.
—¡Pero no me deja ver a mamá! — Exclamó el pequeño. — Tampoco me deja intentar despertarla! ¡Es como si no quisiera que la despertara!
La pelirroja se atrevió a limpiar con suavidad las lágrimas del pequeño, tratándolo con ternura y con amor. — Las cosas no funcionan así mi vida. Ya quisiéramos nosotros que tu madre despertara así como si nada, pero no se puede, tenemos que esperar, para que así, su cabecita no tenga daños.
—Pero la extraño. — Sollozó, mostrando por primera vez el dolor que corría por su corazón. — Quiero que mi mamá me abrace para dormir, que me diga que todo irá bien, que haremos noches de pizza y que mami llevará a Coni a cenar, quiero tener a mi mamá, no quiero que siga durmiendo, ¡No quiero!
La pelirroja se arrodilló para poder abrazar con fuerza al pequeño, quien había cubierto sus ojos con sus pequeñas manitas, intentando evitar que las lágrimas se le siguieran escapando; apenas lo tomó entre sus brazos, el pequeño pareció romper en llanto, mientras tiraba con fuerza su bata. Definitivamente, él era demasiado pequeño como estar sufriendo esto y como para ser tan consciente de lo que vivía.
—Mi amor, necesito que me escuches. — Ella tenía miedo de decir alguna palabra que le hiciera aún más daño. — No la vas a perder, te lo aseguro, todo el hospital esta trabajando para que la tu mamá despierte ¿Está bien? — Con el pulgar comenzó a limpiar con suavidad las lágrimas que aún desbordaban esos ojitos avellana, y como pudo, le dio una sonrisa que ocultara el hecho de que tenía el corazón roto. —Pero no podemos hacerlo sin ti, así que ahora te secaremos esa carita e iremos a verla, tu le darás tu mejor abrazo y le dirás con todas tus fuerzas que la quieres de vuelta.
Él asintió con fuerza, pero pronto su rostro cambió al de duda. — ¿Y la doctora?
—Ella te dejará pasar, no te preocupes amor.
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Si Doctora - (Ventino) [Makia]
RomanceUna noche de sexo no debería significar más que eso, pero si el destino se empeña en juntarlas, quizás no deberían hacer oídos sordos.