La claridad de la luz del sol se colaba entre las cortinas iluminando con sus destellos la oscuridad de la fría habitación, sobre la mesa de noche aun reposaba la bandeja con la cena de la noche anterior, y sobre una desordenada cama hecha un ovillo reposaba Ana Leticia, de vez en cuando una lágrima cruzaba su rostro, e iba a dar directo a la esponjosa almohada, húmeda por el abundante líquido.
Unos minutos después tocaron la puerta por octava vez en todo el día, ya eran cerca de las cuatro de la tarde y su hermana Ana Lucía estaba preocupada, con excepción de ella nadie parecía notar que la chica no había salido de su habitación, quizás porque Claudia había estado ocupada supervisando la limpieza del jardín luego de la boda, su hermano había bebido hasta muy tarde así que con resaca no había bajado a desayunar, y la mayor parte del día había estado encerrado, mientras que el padre de ellos se había ido desde muy temprano a supervisar los viñedos, así que solo Ana Lucía que no había hecho otra cosa que ayudar a empacar a la tía Margarita sentía profundamente la ausencia de su hermana.
Para cuando el coche fue a buscar a la tía Margarita para llevarla a la estación de trenes Ana Lucía ya había subido a la habitación de Ana Leticia por séptima vez, pero ella se negaba a salir, decía estar bien, solo tenía sueño, pero la intuitiva hermana menor sospechaba que había algo más en la extraña conducta de su hermana, así que al final del día hizo otro intento.
- Ana por favor abre la puerta, hermana algo te sucede, no soy tonta.- Dijo Ana Lucía tocando la puerta desde el pasillo, esto despertó las alarmas de Ana Leticia, si su padre o su hermano notaban la insistencia de la chica podrían empezar a sospechar también, así que se levantó dejándola pasar.
- Pasa.- Respondió girando el pestillo de la puerta.
La jovencita entró de inmediato y se sorprendió al ver cuán demacrada se encontraba su hermana, la habitación estaba oscura pero podía ver sus facciones, con cuidado abrió la cortina mientras Ana Leticia volvía a la cama. Observó la cena que Lolita le había subido la noche anterior, estaba intacta en la mesa, no había nada más porque se había negado a desayunar y a almorzar, aun llevaba ropa de dormir y estaba pálida.- Hermana, sé que algo te sucede, has estado tan extraña estos días, primero buscaste mil excusas para dejarnos a la Tía Margarita y a mí venir solas hace una semana, luego te viniste sola prácticamente a horas de la boda, ayer en la recepción parecías en otro lugar, y hoy no has probado bocado en todo el día, no insistas en decir que no pasa nada porque sé que algo te sucede.- Ana Lucía estaba peinando con los dedos la cabeza de su hermana aun tumbada en la almohada, una lágrima rodo por su mejilla, y Ana Lucía continuó.- Luego de que me contaste lo sucedido con Andrés he comenzado a imaginar que quizás aún te duela que haya sido Ana Paula y no tú la que se casara ayer con él, ¿es eso?, ¿estás deprimida por Andrés?.- Ana Leticia continuaba en silencio.- Pensé que ya no sentías nada por él, te vi tan animada todos estos días con Lucas que no pensé que siguieras manteniendo sentimientos por Andrés.
- No es por eso.- Susurró Ana Leticia.
- ¿Entonces qué sucede?... -Luego de un largo silencio Ana Leticia respondió con un murmullo apenas audible.
- Estoy embarazada.- La declaración de la joven generó asombro absoluto en el rostro de Ana Lucía, esta se levantó de inmediato de la cama donde se había sentado minutos antes.- Pero, no puede ser, tú...
- Esa es la verdad, estoy embarazada.- Repitió la hermana mayor esta vez más fuerte mientras se sentaba, se recostó en el pedestal de la cama y prosiguió.- siéntate, te contaré todo, pero necesito que guardes silencio, y no repitas lo que te contaré, sé que inevitablemente tendré que decírselo a papá pero no me siento con el valor ahora mismo, si te lo contaré es porque necesito contárselo a alguien o me volveré loca, ¿prometes guardar silencio?.
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Ana desde el silencio
RomanceEl inclinado camino hacia la loma más alta de la hermosa propiedad de su padre le había producido no sólo un severo dolor en sus pies, debido a lo inapropiado de su calzado para tan inesperado paseo, si no también le había proporcionado un vestido t...