Sentada en la vieja rueda de la fortuna Ana Lucía abría cada una de las cartas que la hermana de Augusto le había hecho llegar. No había un mejor lugar para releerlas que allí, por eso minutos antes le había pedido al maquinista amigo de Gus que le permitiera subir antes de cerrar, con cariño el hombre cedió a detener la enorme rueda dejándola suspendida en lo más alto, y allí sintió escuchar la voz de Gus diciéndole el contenido de la última carta.“Mañana te veré de nuevo, y sabes?, no he parado de pensar en ti, una y otra, y otra vez, y ¿cómo no hacerlo?, eres lo más importante que he podido vivir…
Estas últimas noches también he pensado mucho en nosotros… si, en esto maravilloso que tenemos. Y es que he dado mil vueltas al asunto y he llegado a la conclusión de que mereces más, mucho más, tú debes ser libre, y no solo cuando subes a esa enorme rueda de la fortuna, debes sentirte así cada día.
Por eso he decidido que luego de nuestra boda renunciaré a mi trabajo por un tiempo para que juntos podamos viajar, quiero que lleves contigo esa maleta tuya llena de pinturas, yo te compraré mil lienzos, pintarás para mí todo lo que quieras. Quiero que hagas lo que tanto amas, sin ataduras, sin miedos, sé feliz.
Nunca permitas que se borre de tu rostro esa hermosa sonrisa, a menos que sea para mirarme molesta, de ambas formas te ves hermosa.
Quien te ama… Augusto."
Ana lucía cerró la carta y sonrió, recordó las palabras de la hermana de Augusto en una pequeña nota dentro del paquete… “dile que nunca deje de reír y… dile que la amo”, él no merecía ser un recuerdo triste, Augusto merecía todas sus sonrisas, con amor abrazó el pequeño paquete, y sonriente miró hacia la inmensidad del cielo sobre su cabellera al viento, pidiéndole al universo que allá en la inmensidad de su existencia cobijara el alma de su amado, y que le diera el valor para continuar como su corazón le imploraba...
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Ana desde el silencio
RomansaEl inclinado camino hacia la loma más alta de la hermosa propiedad de su padre le había producido no sólo un severo dolor en sus pies, debido a lo inapropiado de su calzado para tan inesperado paseo, si no también le había proporcionado un vestido t...