DIECINUEVE

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Capitulo 19

Amanda

Todavía no podía asimilar lo ocurrido hace apenas unos minutos, el sonido de las balas me había dejado aturdida, pero la forma de cómo Alexandro me trato me dejo aun más.

El simple hecho de que me tratase de cómo si en realidad fuera alguien importante para el, me hizo creer que todo lo que ocurría era una simple alucinación algo irreal.

Pero el darme cuenta de que todo lo que ocurría y ocurrió si esta pasando solo me dejo la cabeza llena de preguntas, y las que mas se repetían una y otra vez.

¿Por qué se comporto así?

Sabia que la única forma de que obtuviese esa respuesta era que el mismo me la dijese, solo esperaba que no terminase muerto, aunque fuese raro el desear que no muriese, pero aunque odiara admitirlo era la única persona que conocía, en estos momentos no confiaba en los hombres que había dejado para que cuidaran de ella.

Aunque fueran hombres de confianza de el para ella no era.

Y por mas que me costara admitirlo me encontraba bajo su protección ero lo menos que el podía hacer después de todo lo que había provocado.

–hacia donde me llevan. —le pregunto a los dos hombre que se encuentran frete a mi, el de la izquierda me mira atreves del espejo retrovisor, para segundos después mirar a su a acompañante el cual niega. Haciendo me saber que no obtendré ninguna información.

– son ustedes lo que no me quieren decir o su jefe les prohibió el que me lo dijeran – lo único que logro es que el que esta sentado en el asiento de copiloto me mire con fastidio, una mirada que últimamente me estoy acostumbrando a recibir.

— no me mires así que no tengo la culpa de todos ustedes sean unos amargados, que están acostumbrados a no hablar ni con su sombra – se que no es maduro de mi parte el que los este provocando, pero es lo único que se me ocurre para poder olvidar lo que en este momento esta pasando. Y no todo lo que dije es mentira lo que les dije ellos no habla ni con sus sombras no he visto a ninguno de ellos hablar solo se limita a seguir las ordenes de su jefe sin ninguna replica supongo que el estar en este negocio los hizo de esa forma.

—señorita, será mejor que haga silencio –sugirió el de la derecha fríamente si dirigirme una mirada.

—no voy a hacer...

No pude terminar lo que iba a decir al sentir un fuerte impacto desde la parte de atrás, haciendo el vehículo deshabilitarse un poco, el hombre que esta al volante logra estabilizar la camioneta para de inmediato aumentar la velocidad.

Miro por el vidrio que aunque este paralizado se puede ver como tres vehículos hacen todo lo posible por volver a golpear el vehículo donde me encuentro, si antes en la mansión estaba asustada ahora lo estoy mas, pero no comienzo a gritar, lo que seria lo que haría una joven de mi edad que se encontrara en esta situación.

No quiero desconcentrar al conductor que hace todo lo posible por perder de vista a quienes no siguen.

—Macgregor, has todo lo posible por que no nos saquen de la carretera. —ordeno el segundo hombre por teléfono.

No conocía a quien le hablaba pero su ponía que tendría que ser uno de los que conduce las demás camionetas que están con nosotros.

Al instante veo como una de las camionetas que estaba delante de nosotros va perdiendo velocidad hasta posicionarse a lado nuestro y luego estar a tras nuestro.

Las demás repitieron su acción, posicionándose en cada lado del vehículo donde me encontraba, haciendo como de escudo.

Dos camionetas estaban a los lados y otras dos estaban delante y atrás de la misma, evitando así el cualquier posible ataque.

Estoy tan nerviosa no lo voy a negar, quien no lo estaría, si están siguiéndote y haciendo todo lo posible porque tengas un accidente en el cual hay altas posibilidades de que no salga viva.

«Voy a morir» pienso.

Las camionetas aumenta cada vez mas la velocidad, no me preocuparía por esta si fuera una carretera sin curvas, pero era todo lo contrario era una carretera ancha, que en su extremo derecho había un gran barranco que había visto antes de que la otra camioneta tapara la vista hacia esta.

Eso era lo que en un principio los que nos siguen trataron de hacer al impactarnos desde atrás el que perdiéramos en control y desviarnos de la carretera y caer hacia este.

Gracias adiós el conductor logro estabilizar el vehículo.

—Dios—exclamo al sentir como los que estaba atrás de nosotros nos impactaron. —Vamos a morir.

Uno de los hombres me mira de reojo antes de reprenderme.

—niña no vamos a morir, deja de decir eso.

Me sorprendió en la forma que me lo dijo, no con su habitual tono frió como ya estaba acostumbrada que me respondiera.

—es que no vez, nos quieren matar, y si eso no fuera poco estamos al lado de un barranco—replico.

—acabamos de informarle al jefe, viene de camino junto a los demás hombres, no nos pasara nada, mientras podamos evitar que sigan atacándonos hasta que ellos leguen. —respondió el quien estaba encargado de conducir.

—Si viene hacia acá es por que lograron terminar con los que estaban atacando la mansión—pregunte. — o es que pudieron escapar.

Al decir lo ultimo los dos hombres comenzaron a reírse, no fue una risa sarcástica, si no, una risa totalmente llena de humor.

—Niña que cosas dices, el jefe escapando—Termina de decir aun riéndose. — se ve que no lo conoces.

—El jefe y los demás terminaron con todos ellos. —explico. — y viene lo mas rápido que puede hacia a acá. Le importas mucho.

Estaba a punto de replicar pero fuerte estruendo y sonidos de balas , me distrajeron de lo que estaba apunto de decir.

Almas De Hierro © (En Edicion)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora