VEINTISIETE

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Capitulo 27

— ¡Suéltame que le harán daño!— exclamo mientras golpeo su espalda.

—tranquilízate Amanda—pidió, avanzando cada vez mas rápido.

—por que dejaste que se quedara, lo van a matar y todo será por tu culpa—sollozo al pensar que lo perderé.

—cálmate, no le pasara nada si esta solo, si ven que  estas con él pensara que trabaja para mi y si que le harán daño, deja que el se encargue.

Me quedo unos segundos en silencio…

—tienes razón, bájame no intentare nada
Siento que se detiene pero no me suelta aun.

—No estoy mintiendo, no pondría en peligro su vida. Ya lo entendí, ¿me puedes bajar?

—Esta bien, te soltare, pero no intentes nada—advierte.

—No hare nada, lo prometo, si eso te hace estar más tranquilo.

—No lo hace completamente, pero te creeré—suspiró, me baja de su hombro al estar en el suelo me tengo que sostener de él debido  a un mareo.

— ¿Estas bien?—preguntó preocupado, sentía como me agarraba de la cintura para evitar que me caiga.

—Si… solo es un mareo por estar de cabeza—respondo cerrando los ojos.

—me hubieras dicho que te estabas mareando te había bajado—dijo
Al escucharlo  decir esto último lo miro mal.

—Enserio—hablo entre dientes—no te acuerdas de las mas de 10 veces  que te decía que me bajaras, o te hiciste el sordo.

—Si, te escuche pero estaba mas concentrado en buscar una salida para poder irnos de aquí antes de que nos encontraran—responde.

—dejémoslo así, no es el momento ni el lugar para discutir—añado mientras doy media vuelta y comienzo a caminar hacia donde Alexandro se dirigía minutos antes.

Al no escuchar sus pasos miro hacia atrás.

—Te vas a quedar ahí — le digo al ver que se había quedado mirándome.

Niega a la vez que  comienza a caminar hacia mí.

— ¿Que voy hacer contigo?—cuestiona.

Lo miro con una ceja arqueada y me encojo de hombros.

Su celular suena haciendo que nos detengamos.

—dime Sergey.

Me quedo mirándolo fijamente, siempre me resultara alguien misterioso. Casi no habla de su vida, quisiera saber  que lo hizo seguir en esta vida…nada, no se nada del cuando lo más probable es que sepa todo de mí.

—Entiendo, has lo posible por que no lleguen hasta la parte trasera del hospital y que nos espere una camioneta. Ya sabes que hacer—dice y cuelga—tenemos que irnos, ya están adentro del edificio.

Comenzamos a correr no se hacia donde se encuentra la salida solo me dejo guiar por él.

— ¿Queda poco por llegar a la salida?—le cuestiono sin dejar de correr, espero que me haya escuchado.

—No.

Doblamos hacia la izquierda al final del pasillo se podía ver una puerta con el cartel de EXIT iluminado en rojo.

Al llegar empuja la puerta  y sale voy detrás de él al salir veo que es de noche haciendo que el callejón se vea mas legumbre.

Bajamos por los escalones, Alexandro mira hacia los dos lados en busca de la camioneta pero no hay nada.

—Algo no anda bien—escucho que murmura.

Cierro los ojos al sentir el frio de un metal en mi cabeza, sin que él se de cuenta alguien me agarra de los hombros mientras me jala hacia atrás y me apunta con el arma.

—A…—trato de llamarlo pero me tapan la boca antes de que pueda pronunciar algo.

Quien me sostenía soltó una risilla. Eso llamo la atención de Alexandro quien dio vuelta hacia nuestra dirección.

—Al fin tengo el placer de estar frente a ti—al decir estas palabras su aliento choca contra mi rostro.

Mi corazón comienza a latir rápidamente, conozco esa voz.

—Serias capaz de matarme—le cuestiono con lagrimas ya deslizándose por mis mejillas.

Abro los ojos para mirar Alexandro que  mira lo que sucede con impotencia, se que quiere hacer algo. Pero tiene miedo de que él dispare.

—Soy capaz de todo pequeña, con tal de conseguir lo que quiero—murmura sin una pisca de sentimientos en su voz, me duele el oírlo hablar de esa forma.

—Papa…

—Cállate, no soy tu padre—grita, doy un respigón por la sorpresa.

—Tú no eras así—sollozo, por más que quiero mostrarme fuerte no puedo.

Se burla diciendo—Que puedo decir soy un buen actor.

—Sueltala, dejala ir resolveremos esto solamente tu y yo.

La propuesta por que me soltara causo todo lo contrario, hizo mas fuerte su agarre a tal punto que me fue inevitable soltar un quejido de dolor.

Se ríe.

— ¿Que te hace pensar que aceptaría?—dijo secamente — no te necesito a ti, a ella si. Mas ahora que se que te importa, seria como matar dos pájaros de un tiro. Secuestrar a la hija de los Lombardi y a la pareja del “Gran” rey de la mafia.

Se estaba burlando acosta de la situación.

El saber las verdaderas intenciones de quien semanas atrás era mi padre por otras personas, no es lo mismo que saberla de su propia boca, quiero llorar. Irme lejos de aquí despertar y que todo sea una pesadilla; pero se que no será posible.

—Así que buen actor, ¡he!—me burlo— tengo que felicitarte por tu gran falsa, pero estoy confundida, no entiendo, si lo que fingías era que eras el mejor  en tu trabajo o el que éramos tus hijos.

— No me tientes no tendré compasión en el cerrarte yo mismo la boca —advierte— ¿entendido?.

Asiento al notar como la presión del arma en mi cabeza toma fuerza.

— ¡No le hagas nada Collins!—exclama Alexandro al escuchar el sonido del seguro del arma.

Cierro los ojos esperando lo inevitable.

—Suelta a mi hija —dice una voz masculina desconocida detras de nosotros.

Almas De Hierro © (En Edicion)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora