— ¿Te sientes bien?— inquiere mientras se acerca a la camilla.
Me dedico a observarlo unos segundos, mientras encuentro la fuerza para contestarle sin tarmudear, seria de los mas vergonzoso hacerlo, pero que mas da no tengo por que avergonzarme; si me intimida un poco su presencia. No por que le tenga miedo, es mas por no saber como comportarme después de escucharlo decir aquellas palabras.
Carraspeo antes de contestar.
—Me encuentro mejor, solo desperté con dolor de cabeza…pero la enfermera vendrá a darme el medicamento y pasara—explico.
Veo como asiente y desvía la mirada hacia la pared como si fuero lo mas interesante en estos momentos.
—Tengo una duda—dice al tiempo que voltea su rostro y fija su mirada en mí.
— ¿Cuál es?
— ¿Escuchabas todo cuando estabas inconsciente?—suelta la pregunta dejándome sorprendida.
— ¿Por qué la pregunta?— inquiero tratando de que no se note mi nerviosismo.
—Simple curiosidad— se encoje de hombros restándole importancia.
Tengo la opción como de mentirle y decirle la verdad; y no me gusta mentir por mas que en estos momentos este tentada a hacerlo no lo hare.
—Si— afirmo a su pregunta, lo miro a los ojos para ver su reacción.
La habitación se queda en silencio por unos minutos los cuales se me hacen eternos, solo me observa y su mirada es un tanto diferente, no se por que pero hace que me sienta cohibida.—Entonces, no veo necesario repetirlo dos veces. — Suspira— todo lo que dije fue verdad, tal vez te suene un poco exagerado… tal vez mucho; pero no se como explicar con palabras todo lo que me haces sentir eres especial, una de las mujeres que mas amo, digo mujeres por que, las únicas que he amado con todo mi corazón son mi madre y tu. La mujer que me dio la vida y me cuido, y tu la mujer que amo, con la quien quiero casarme, tener hijos y si Dios lo permite pasar el resto de nuestras vidas juntos.
No se que decir , no logro asimilar que Alexandro un hombre que lo consideraba frio y sin sentimientos este en este momento declarándose. No se como reaccionar nunca nadie lo había hecho.
—No... Se que decir en verdad, no me mal entiendas es que no se que contestarte en estos momentos.
Asiente lentamente mostrándose de acuerdo, la habitación se sumerge en silencio, no puedo apartar la mirada de él, siempre he pensado que es atractivo pero la circunstancia como le conocí no fueron las mejores y su actitud del comienzo quitaba todo interes que pudiera comenzar a tener; no se si creer en sus palabras pero la sinceridad con que las dice me hace creer en ellas. Como toda persona he cometido errores y el suyo fue como actuó para poder tenerme cerca, si hubiera sido en otras circunstancias todo seria diferente.
— ¿en que piensas?
—En todo, en que circunstancias me hicieron llegar hasta esta camilla, en mi familia…. En mi antigua vida.
—se que en parte es mi culpa, en verdad lo siento— sonaba arrepentido al decir estas palabras, pero no todo era su culpa también la tenia el hombre que meses atrás llamaba Papa.
—no toda la culpa la tienes tu, le diste la oportunidad de arrepentirse y no lo hizo. El es el mayor culpable de todo lo que esta pasando, se que si fuera por ti nos hubiéramos conocido en otros términos ¿Verdad?
—Si era lo que mas hubiera deseado, pero no todo sale como se planea.
—Estas en lo cierto.
—Tengo que encargarme de realizar unos transmites para que podamos salir del hospital sin problemas—informa— vendré a buscarte cuando podamos salir de aquí ¿Si?
—Este bien.
Alexandro esta a punto de decir algo, mueve su cabeza. Me da una última mirada y sale.
(…)
Es media noche y Alexandro no ha regresado, no he podido dormir la enfermera me ha dicho que es normal que no tenga sueño había estado dos día inconsciente debido a los medicamentos que me habían estado suministrando.
Nunca me habían gustado los hospitales y menos el estar ingresada en uno.
Eran las 12:25 de la noche y todavía no me han dado de alta, lo mas seguro es que se han enterado de que no era la esposa de Alexandro o que todo lo que estaba escrito en los papeles de ingreso es falso. No se nada en realidad.
De repente los gritos de personas aterrorizadas llega hasta donde estoy, no sabia que era lo que provocaba esos gritos de terror corriendo fui hacia la puerta para abrirla, al abrir vi como gente corría en busca de una salida, algunos caían al suelo y se levantaban lo mas rápido que podían para seguir corriendo.
Aun con los gritos pude oír lo que era la causa de que las personas corrieran despavoridas; el sonido de disparos se escuchaba desde lejos.
El sonido se hacia cada vez mas fuerte.
Cerré la puerta y le pase el seguro mire toda la habitación para buscar donde esconderme por si la causa de esos disparos es Alexandro y si quieren llegar hacia él vendrá hacia mi.
— ¡Mi hijo!— se escucho un grito desgarrador de una mujer al pronunciar estas palabras.
De repente todo quedo en silencio, lo cual me hacia saber que nada estaba bien.
—Sera mejor que me traigan a la mujer de Ivanovic si no este mocoso morirá aquí mismo—la advertencia del hombre resonó por todo el lugar.
—deme a mi hijo no conozco a ese señor … por favor— la suplica de la madre me hizo cerrar lo ojos con fuerza, hasta donde pueden llegar solo por atraparlo.
No tenia mas opcion que entregarme, nunca dejaria que un inocente muera si yo puedo evitarlo y menos por mi causa.
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Almas De Hierro © (En Edicion)
RomanceAmanda Collins, pensaba que era alguien normal, hasta que secretos del pasado salieron a la luz, haciendo que ella se vea impulsada a un mundo lleno de oscuridad y ambición.