TREINTA Y SEIS

2K 98 3
                                    




Suelta una risa sin gracia.

—eres la primera que lo dice con sinceridad—no me pasa desapercibido el tono triste de su voz.

—muchas personas desearían tener mi vida, pero yo. Deseo todo lo contrario—su voz es como un bajo murmullo —estoy agradecido, por que nunca he pasado hambre, tengo la posibilidad de tener un mejor futuro, pero las personas se me acercan por ambición, al principio se muestran sinceros... pero al final demuestran su verdadero interés. Puedes creer que no he tenido ni un amigo. — confiesa.

Todo lo dice siempre en bajos susurros, si no estuviera con el creería que estaría hablando para si mismo.

—Se que no es fácil vivir entre personas ambiciosas. Créeme lo digo por experiencia—me señalo.

—Pero no más que las personas de la alta sociedad que me rodean— suelta de repente.

Me rio a carcajadas.

—créeme de las personas de que te estoy hablando no les llegan ni a los talones—lo contradigo.

—por como lo dices creo que son personas muy cercanas a ti

En el momento que el dice aquellas palabras paro de caminar para a los segundos retomar mi camino.

—Eran—me limito a decir.

Al parecer comprende que no quiero hablar de lo sucedido por que cambia el tema.

— ¿Como te llamas?—me pregunta avergonzado.

Me avergüenzo al darme cuenta de que nos hemos cuestionado el uno al otro, pero olvidamos lo más importante... nuestros nombres.

—Amanda...Amanda lombardo—respondo— ¿y el tuyo?

—Michael Johnson.

—bonito nombre.

—Esta coqueteando conmigo señorita lombardo—dice pícaro, haciendo un movimiento extraño con sus cejas.

— ¡Claro que no!— exclamo mientras lo empujo haciendo que se tambalee.

Ruedo los ojos al escuchar sus carcajadas.

—Te estas burlando de mi— finjo estar enojada.

—ándale no te enojes—dice reprimiendo una carcajada.

Le doy un manotazo cuando me comienza a pellizcar las mejillas.

—te ves tan tierna sonrojada.

—No te enojes, pequeña— me toma por sorpresa cuando me abraza.

—pequeña tu cabeza—lo se, nunca he sido buena insultando.

Su risa hace eco por el bosque.

— ya llegamos.

Al mirar al frente veo cruzarse de brazos mirándome divertido.

—es-es—tartamudeo.

— ¿Que si es la casa de vacaciones de mis padres?—cuestiona— pues, si.

Me quedo sorprendida, no encontramos cerca de un gran lago y unos metros mas allá se encuentra un muelle con un yate blanco. Pero a lo lejos, al otro extremo y al final del lago se encuentra una gran mansión estilo castillo medieval de un blanco puro y diseños grises en el tejado y las ventanas.

— ¡Wow!—exclamo, no se como se vería mi cara en estos momentos, pero lo mas seguro es que de total asombro.

—Sabia que racionarías a si—dice con burla y lo veo cruzarse de brazos y mirándome con diversión

—Bueno princesa—me extiende su mano—vamos hacia su carruaje.

Señala hacia el yate.

—Pensé que seria una casa de campo normal—trago grueso, mirando nuevamente hacia ella— no que seria un castillo.

Ríe.

—lamentablemente no lo es.

Nos dirigimos hacia el yate, meda su mano para ayudarme al momento de subir

— ¿Y quien conducirá?

—Yo—se señala completamente a si mismo.

— ¿Enserio?— comienzo a reír me a carcajadas, carcajadas que van disminuyendo al verlo totalmente serio— ¡Enserio!

Asiente.

¡Hay dios!

Almas De Hierro © (En Edicion)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora