VEINTE

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Capitulo 20


El pensamiento de que hoy seria mi último día predominaba en mi mente. Las balas, las peleas y la una gran cantidad de enemigos es lo que hoy en adelante será parte de mi vida.

Estaba consiente de eso, pero no lo asimilaba de todo. Pensar que hace unos días atrás mi rutina era normal y tal vez un poco aburrida pero aun así, tranquila y feliz.

Nunca quise estar entre el crimen organizado, así no veía mi vida en un futuro, siempre pensé que siempre seria terminando la preparatoria, yendo a la universidad, estudiando la carrera que me encantara, terminarla y conseguir un buen trabajo. Y al final de todo ese proceso tener una vida tranquila y bien económicamente.

No era una meta extraordinaria pero me sentiría feliz con cumplirla.

­no hay nada que me ate a esta vida, donde todos los días es un contante peligro, no había que ser un genio o dedicarse a esto para darse cuenta de que las personas que se dedican a esto siempre están rodeados de peligro y el constante asecho de la muerte.

«No quiero ser como unos de ellos»

Desde hace unos minutos el sonido de las balas y el rechinar de neumáticos es lo único que se escucha en la carretera, la cual se ha convertido en el escenario principal de una guerra entre dos enemigos por lo cual pude ver y lo poco que presencie, hasta muerte.

No me he atrevido a mirar hacia atrás con el miedo de darme cuenta de que las camionetas que hace minutos antes se había integrado ha la carretera sean de los atacantes los cuales cada vez están haciendo todo lo posible por llegar hacia el vehículo en el que me encuentro, tal vez con la idea de que sea a Alexandro el que estén protegiendo.

Una idea totalmente errónea.

Por que no es precisamente a él quien estén protegiendo, si no a su valiosa prisionera por que eso es lo que soy, parte de su plan de venganza contra un agente de DEA el cual se atrevió en ir mas allá de lo que debía, a cuanto a sus negocios se refiere.

Pero no hay mal que dure cien años, ni cuerpo que lo resista.

Aun guardo la esperanza de que sea Alexandro y los demás de sus hombres, a pesar de todo él era el único que podía evitar que no muriese en manos de sus enemigos.

La fuerte explosión de unas camioneta me hizo girar en el momento preciso en el que la camioneta todavía en llamas de desviaba directo hacia el precipicio.

«Dios» pensé.

Si antes estaba histérica gracias a este, ahora lo estoy más al ver la primera caer hacia este y espero que sea la última.

Al ver hacia atrás me di cuenta el que había mas camionetas que antes, y las que nos estaban persiguiendo van disminuyendo poco a poco.

Mire interrogante hacia los dos hombres delante de mí esperando la confirmación de que sean ellos.

-Es el jefe y los refuerzos-contesta al ver mi confusión.

El saber eso me hizo tener un poco de paz.

Un poco.

No podía estar todavía tranquila, lo estaré en el momento que pise tierra o este lo mas lejos posibles de la carretera y de nuestros precursores.

No volví a mirar hacia atrás para no presenciar, el enfrentamiento, lo último que quiero es ganar un trauma por ver algo que no quisiera ver jamás.

Tan sumida en mis pensamientos estaba que no vi venir una camioneta a toda velocidad hacia el costado del vehículo, hasta que sentí el fuerte impacto. Y mas atemorizada estaba al ver los vanos esfuerzos del conductor en estabilizar la camioneta la cual había perdido todo el control.

«No, no, no»pensé.

Estábamos a punto de chocar contra la montaña al otro extremo de la carretera.

-Maldición-maldice el conductor al ver que no podrá evitar el choque.

Unos de los hombres saltan hacia donde me encuentro para protegerme en el momento preciso en el que la camioneta se estrella. El fuerte impacto me lleva directo a la inconsciencia.

ALEXADRO

¡Maldita sea! Eran como una plaga la cual me he dedicado de eliminar poco a poco, ya habíamos acabado de casi todos ellos, aun quedaban dos, los cuales hacían todo lo posible por llegar hacia la camioneta donde Amanda se encontraba.

Esos imbéciles pensaban que era yo a quienes ellos protegían, lo que me confirman que no conocen nada de mí.

Y pensar que al tener la ubicación de donde me encontraba no tuve el placer de ver la presencia de los que habían dado la orden de entregarme vivo o muerto aun recuerdo como unos de ellos me confirmo el que entre unos de los míos había un traidor.

FLASBACK

Me encontraba en posición de ataque en la espera de que el primero se acerque, uno se dirige a mi contado derecho y otro al izquierdo, y el que se posiciona frente de mi es el que comienza la pelea.

Al llegar le propino una patada en el estomago que lo deja en el suelo, tratando de recuperar el aire perdido, el de la izquierda se acerca unos pasos e intenta hacer lo mismo pero igual que el otro fallando en el intento, tan concentrado estaba en el que no me di cuenta que el tercero me tacaría por la espalda hasta que sentí el fuerte dolor en mi nuca.

¡Ah! Maldito

Doy la vuelta y lo agarro del cuello con mi brazo y presiono fuerte. Levanto mi pierna derecha y en un movimiento rápido le propino un rodillazo en el estomago y lo suelto para propinarle una patada en la cabeza dejándolo inconsciente.

Me giro para seguir y terminar con los que quedan pero un grito de unos de ellos me interrumpe la acción.

-No te durara mucho tu querido reinado.

- ¿Como puedes estar tan seguro de eso?-inquiero con burla hacia su estupidez dicha.

-quien menos piensas esta ayudándonos a terminar contigo. Como crees que dimos con tu ubicación tan fácil-dice lo que ya suponía un traidor entre uno de los míos, y gracias a el me lo acabo de confirmar.

Veo como un grupo de mis hombres vienen hacia mí y entre ellos Sergey, el cual me hace saber que ya han acabado con los que quedaban.

-Terminen con ellos- es lo ultimo que digo antes de salir de ese lugar.

...

Al momento de llegar aquí vi como trataban de hacer todo lo posible para que donde supuestamente estaba yo, fuera hacia al barranco o se estrellara para provocarme una muerte rápida.

Pero hare todo lo posible para que eso no pase, por que.

Uno: era Amanda la que se encontraba en el y no permitiré que le hagan daño.

Dos: No le iba a dar el placer de que por un momento piensen que acabaron conmigo.

Nunca les iba a dar ese regocijo.

En un momento de descuido por parte mía y de mis hombres la camioneta faltante fue a alta velocidad hacia donde se trasportaban Amanda, dejándole el mando de el volante al Sergey mientras salía por la ventana. Con mi arma apunte hacia las llantas de la camioneta logrando así dar con mi objetivo.

Pero no pude evitar lo que paso a continuación, con un gran miedo que nunca pensé sentir vi como las dos camionetas se estrellan contra la montaña tanto la de los agentes de la DEA como en la que se encontraba Amanda.

Frene la camioneta haciendo un horrible sonido con las llantas, bajando rápidamente me dirigí hacia la camioneta para poder sacarla antes de que sea demasiado tarde.

Almas De Hierro © (En Edicion)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora