TREINTA

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Capitulo 30

No se que momento me había quedado dormida en los brazos de mi padre, el pasar la noche en vela y el cansancio me hizo dormir fácilmente.

El movimiento del vehículo parando de golpe, me había hecho despertar, todavía soñolienta miro hacia fuera atreves de los cristales, estábamos en una carretera llena de vehículos estancados en un trafico.

­— ¿Que ocurre?­—pregunto desorientada.

Veo como los dos hombres que estaban en el asiento de piloto y copiloto salen a ver que esta sucediendo.

­—Quédate aquí, vengo ahora—dice mi padre antes de abrir la puerta y salir del vehículo.

Me acerco mas a la puerta y miro como mi padre se reúnen con los demás hombres, solo los observo olvidándome de la presencia del otro hombre adentro del vehículo.

­— ¿No dirás nada?—la pregunta me sobresalta, me había mostrado tan concentrada de lo que pasaba afuera que me olvide de lo que me rodeaba.

—No se que tenga que decir, en realidad no se lo que este sucediendo afuera, para poder decirte algo en concreto—digo y dejo de mirar a mi padre para mirarlo a el.

Esta furioso.

La forma en que me mira, como su respiración se hace cada vez irregular y como aprieta sus puños a sus costados hasta el punto de volver sus nudillos blancos, me hace ver que esta mas que furioso y no comprendo por que.

Suelta una risa irónica antes de decir:

—Me sincere contigo en el hospital, te dije todo lo que sentía por ti. No esperaba que me aceptaras en el mismo momento, pero el que me ignores y hagas de cuenta de que no existo. Eso si que no.

Me quedo en shock, en verdad que no se que decir...no lo he estado ignorar, de eso estoy segura.

—yo... no te he ignorado, te agradezco el que me dieras tiempo de procesar todo, pero te seré sincera—suspiro—estoy en un momento de mi vida en el que pensar en una relación amorosa cuando tengo tantas cosa en la que poner en orden... como mi vida. No quiero darle esperanzas a una relación que quizás no tenga futuro.

Le digo todo esto sin despegar mi mirada ni un segundo de el.

No recibo respuesta, su mirada es inexpresiva. No muestra ningún sentimiento y no lo juzgo, no se si estoy haciendo mal en este momento si después me arrepienta, pero lo que menos quiero es darle esperanzas y que iniciemos algo que al final los dos saldremos lastimados. Si es nuestro destino estar juntos el tiempo lo demostrara, y admitiré que me equivoque. Pero si no es así sabré que hice lo mejor en su momento.

—y...

Trato de hablar pero soy interrumpida cuando sale de la camioneta estrellando la puerta al salir.

Cierro fuertemente mis ojos y suspiro. Quiero llorar, no quiero que se sienta mal. Se que es inevitable, que se sienta molesto después de mis palabras, no quiero que la pequeña amistada que habíamos creado se arruine.

No se lo que es estar enamorada, nunca lo estuve .se que me llegara el momento, pero ese momento no es ahora.

Vuelvo a mirar por la ventana mi padre sigue en el mismo lugar con los demás hombres la única diferencia de que ahora esta hablando por celular.

A lo lejos veo Alexandro y uno pasos atrás de el esta Sergey.

No puedo negarlo el es guapo, todo de el llama la atención. Aunque al principio pensé que era alguien sin sentimientos, al final me di cuenta de que es alguien con un pasado tormentoso, que lo hiso ser la persona que hoy en día es y el que tenga sentimientos tan verdaderos... es admirable.

De pronto los demás hombres comienza a subir las camionetas, veo como mi padre llama a gritos a Alexandro, quien da media vuelta y corre hacia donde mi padre al igual que Sergey.

— ¿Qué pasa?—les pregunto al momento de que están dentro.

Ponen en marcha en vehículo con un movimiento brusco y aceleran a máxima velocidad, vuelvo a insistir.

—han cerrado todas la avenidas principales, pero sobretodo las que llegan hacia el aeropuerto—dice mi padre, por su tono de voz se que esto no es un simple en taponamiento.

—están haciendo todo lo posible para que no salgamos del país. —agrega Alexandro.

—pero John ya no esta —digo mostrándome confundida, creí que si John ya no estaba no seguirían tras de nosotros. Pero veo que me equivoco.

—al parecer hay otra persona aparte de ese agente que nos quiere vivos... o muertos—concluye mi padre.

—lo que no sabemos, si es un simple agente o alguien mas poderoso—digo, un escalofrió me recorre al saber que esto no a acabado todavía.

Almas De Hierro © (En Edicion)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora