DIECISEIS

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Odiaba ver como el hombre delante de mi se burlaba de mis desgracias prácticamente en mi cara, sin contar el mal estado que me encontraba nunca en mi vida me había sentido tan mal, pero no era comparado como me encontraba emocionalmente, tirada en el suelo siendo humillada por el causante de que  mi madre estuviera todos los días angustiada, de que mi vida cambiara tan drásticamente, que mis hermanos no estuvieran conmigo, el era el responsable de eso y de mucho mas, sabia perfectamente que también era culpa de mi padre, tenia que reconocerlo, si tan solo desistiera, pero no lo hizo , y dudo que lo haga.

Puedo asegurar que en sus planes, esta primero ver caer su mafia, para luego si es que seguíamos con vida el poder rescatarnos, para luego seguir como si nada hubiera pasado, se que puede sonar mal el que tenga el pensamiento de que ese sean los planes de mi padre, no puedo esperar de eso, cuando días después de la desaparición de mis hermanos el aun a pesar de las múltiples advertencias no hizo caso , el cree que no estaba al tanto , pero era todo lo contrario , estuve pendiente de cualquier avance o si todo se arreglaría , y me lleve la decepción al oírle decir que seguiría a pesar de todo. Como un padre no puede preocuparse y hacer como si sus hijos no estuvieran con personas capaces de todo, no lo entiendo y nunca lo entenderé.

Ahora somos nosotros lo que pagamos las consecuencias de sus actos, espero ver a mis hermanos, que este hombre haga por lo menos eso.

–¿Sabes cual es la razón por la que hoy estas aquí? . –pregunto aun delante de mi sin quitarme la mirada de encima, parecía estar analizándome.

–Lose, ¿Por qué nosotros? –hago la pregunta que quiera desde mucho tiempo hacerle.

Veo de reojo como el se dirige a mini bar que se encuentra en la esquina de esa oficina.

No me había detenido a mirar en donde estaba, pero ahora que me fijo mas en los destalles parece ser que estoy en la oficina de este hombre, es grande y su decoración es en tonos blancos y negros , y gran escritorio de madera de un color negro seguramente pintada. Dos sillas de cuero delante de este y detrás una gran silla de cuero negro, una pequeña sala se encontraba a mi izquierda, un sofá en L y nos mas pequeños y una mesa de vidrio en el medio. Un gran ventanal detrás del escritorio que supongo da a un jardín ya que en mi posición puedo ver arboles a los lejos, cuadros de distintos artistas de renombre.

Era elegante, no podía esperar menos de una persona como el.

–Siempre ataco en los puntos débiles de las personas, nunca lo hago simplemente acabo con ellas, pero...decidí darle una oportunidad a tu padre, haber si recapacitaba, se lo advertí y no lo hice adrede, si no dejaba mis negocios en paz lo atacaría donde mas le dolía, pensé que seria su familia pero me equivoque, solamente hizo que el quisiera seguir sin importarle nada, ni que se llevaran a sus hijos barones. – Me dolían sus palabras, pero era verdad.

–mi ultimo golpe seria el tener en mi propiedad a su única hija, si no me vería obligado en acabar con el.

– Yo no soy de tu propiedad. – Replique inmediato.

– Si lo eres. – Dijo. – Lo eres desde que tu padre decidió atacar unas de mis bodegas, automáticamente pasaste a ser de mi propiedad, el lo sabia, y no le importo.

–Prefiero morir que ser algo suyo.

Sabia que era demasiado exagerado el desear la muerte antes de estar con el, pero prefería eso que el ser su mujer y ser tratada como una esposa trofeo no naci para eso, quiero ser alguien importante. El valerme por mi misma. Aunque ese sueno estuviera demasiado lejos en estos momentos.

Almas De Hierro © (En Edicion)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora