Capítulo 11

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Natasha Romanoff

Un ruido acompasado me regreso de golpe. Mi garganta picaba; necesitaba beber algo rápido. Quería abrir los ojos, pero la luz que atraviesa a través de mis parpados es demasiada aun. Me atreví a hacerlo no puedo perder el tiempo los sujetos del General no van a esperar a que me recupere.

Cuando por fin puedo acostumbrarme a la luz, recorro el lugar con mi vista. Encontrándome con una escena muy diferente a la que recuerdo.

Estoy sobre una cama, al parecer llevo más tiempo sin conciencia del que pensé. Las paredes del lugar me hacen darme cuenta que no estamos en la cabaña, sin duda, pero tampoco es un hospital. En una esquina del lugar se encuentre Steve sentado en una silla observando a través de una pequeña ventana, el ¿cielo?, es lo más lejos que mi vista puede lograr a observar. Carraspeo un poco logrando atraer la atención de Steve. Cuando nuestras miradas se cruzan, un escalofrió recorre mi cuerpo. Pero esta vez no es igual que las anteriores. Esta vez la sensación que trasmite es fría, dura con decepción. Aquellos ojos azules que tanto me gustan por la forma en la que pueden reflejar los sentimientos, en este momento lograr atemorizarme.

Steve sin duda luce molesto, no, es más que eso; está furioso. Lo comprendo le mentí, una mentira que probablemente provoco un sinfín de consecuencias.

— ¿Dónde estamos? – logro decir provocando que mi garganta duela de lo seca que se encuentra.

Steve probablemente pudo darse cuenta dado que acerco un vaso con agua, lo tome y lo bebo completo.

— Gracias Steve. - solo asintió. Sin duda estaba furioso.

— ¿Qué te paso ahí?

— Nada. – conteste y desvíe la mirada, mentirle cada vez me resultaba más difícil.

— No mientas quieres. – levanto su voz logrando que me sobresaltará.

— De acuerdo. Pensé que podía controlarlo, sí. Estaba un poco confundida, pero nada que no pudiera controlar. La pelea estaba ayudando a eso. No sé en qué momento estos agentes o lo que sean esas personas lograron lanzarme eso sin darme cuenta.

— ¿Por qué no me dijiste que no te encontrabas bien?

— Ya te he dicho pensé que se pasaría, que podía con ello.

— Deberías de contarme eso, aunque parezca insignificante para ti. O tal vez no me tienes la suficiente confianza aun. – el semblante de Steve cambio después de eso, ya no era acusación lo que reflejaban sus ojos, esta se convirtió en decepción.

— No digas eso Steve, te confiaría mi vida y lo sabes. Simplemente no quería que te preocuparás o peor que te sintieras culpable por eso. – le recrimine.

— Aun así Nat debes de contarme todo, confiar en mí. No sabes lo que sentí en ese momento cuanto fuiste agolpeada y no recobraste el conocimiento. Me aterro mucho.

— Lo siento. Tratare de decirte todo, no puedo prometerte que lo hare siempre estaría mintiéndote. Pero tratare de hacerlo y que no tengas que preocuparte por mí.

— Siempre me preocupare por ti Romanoff.

— Ven acá Capitán, ahora mismo necesito un abrazo y quizás un beso.

Lo hizo, se acercó a mi rodea mi cuerpo con sus brazos y planto un beso sobre mi cabeza para después rosar nuestros labios.

— Ya me dirás dónde estamos o lo más importante ¿Qué paso después de que perdiera la conciencia?

— Bueno Nat estamos en un hospicio, era difícil llevarte a un hospital nos arriesgaríamos mucho. Afortunadamente con lo que tenían aquí y con las cosas que tiene el Quinjet pudieron sacar los restos de droga que aún se encontraban en tu organismo y el suero no pudo eliminarlos.

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