Capítulo 21

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Steve Rogers

Súbitamente me daba cuenta de la hora, y me sentía culpable. Estar aquí era un completo error. Habían pasado 8 horas desde que debí de llegar al complejo y he aquí, rodeado del ejército. Escuchaba a lo lejos como los militares hablaban sobre cómo se debería ejecutar el plan y lo único en lo que yo podía pensar, lo único en lo cual me encontraba enfocado era en Nat y nuestra cada vez más debilitada relación.

Tenía mi vista puesta sobre dos militares, sin embargo estaba completamente perdido en mis pensamientos, hasta que el ligero codazo que le proporciono un militar a otro logró llamar mi atención. Noté como este se giraba rápidamente pero no fue el único, cada uno de los presentes en aquel centro operativo giraba su rostro hacia la entrada.

Las miradas lascivas de varios de los presentes provocaron que cerrara mi mano en un puño, apretándolo cada vez más y más fuerte. Sin darme cuenta empecé a dirigirme a la entrada, estaba dispuesto a encontrar a la mujer causante de esto, porque algo estaba claro, era una mujer quien podía generar aquel comportamiento inadecuado. Legaría ahí y la protegería de ellos, ninguna mujer se merece ese tipo de acoso.

No tarde mucho en dar con la silueta de aquella mujer y cuándo nuestros ojos hicieron contacto, me quedé como una maldita estatua, mirando a la muy familiar persona frente a mí. Por un segundo, me pregunté si deliraba e imaginaba cosas. Pero entonces vi el dolor que reflejaban sus ojos verdes y caí en cuenta que Natasha Romanoff se encontraba frente a mí. Desvió su mirada después de unos segundos y siguió caminado hasta encontrarse con el general.

Intercambiaron un par de palabras palabras y continuaron su camino. Me congelé cuando ella pasó a mi lado sin siquiera mirarme. Cuando el olor a vainilla que emanaba llego a mí, me mareé por la conmoción.

Me lo merecía. El odio de Nat era algo que tenía bien merecido. Tenía que haber llegado al complejo y hablar con ella, estar para ella. Sabía que se encontraba mal, y aun así no tuve la determinación de decir no, cuando me pidieron que los acompañara a la base militar. Tampoco tuve el valor de mandar un simple mensaje de texto, muy en el fondo aun no me sentía capaz de hablar con Nat sin desmoronarme frente a ella.

Por la esquina del ojo seguí el camino de Nat hasta que despareció completamente. No era un buen momento para correr tras ella. Acabaría aquí lo más rápido posible y después iría a buscarla.

Pase la mayor parte del día entrenado a varios soldados, formulado planes de defensa, aunque había pasado ya un año después de Thanos, las cosas aun no parecían estar bien.

Hasta ahora no había vuelto a ver a Natasha, pero sabía que se encontraba aquí. Vigilar si mi compañera seguía o se retiraba de este lugar era una pequeña tarea que le había designado a un soldado novato.

Cuando por fin termine con todo inmediatamente me dirigí a donde se encontraba Nat. Desde lejos pude ver como aún seguía dando indicaciones a un grupo de soldados, estaba sumamente concentraba y feliz, pero su expresión alegre se ensombreció en cuento me vio. Camine lentamente hacia ella.

— Creo que es tiempo de irnos Natasha - le dije cuándo me encontré frente a ella.

— Puedes irte Rogers. No es necesario irnos juntos. Puedo irme sola. Como lo he hecho la mayor parte de mi vida - me respondió fríamente sin dirigirme la mirada.

— Puedo esperar a que termines - ignore por completo sus palabras, no quería estropear aún más las cosas. .

— Como quieras.

Me quede observando como continuaba explicando varias técnicas de combate pero ahora parecía más tensa, y todo por mi cobardía.

Natasha Romanoff

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