Capítulo 3

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-Aitana -dice sin más.

-¿Que quieres mama? -digo bastante borde.

-Quiero saber si has llegado bien -dice en tono tranquilo- y si se te ha pasado ya el arrebato de niña pequeña y vas a volver a casa antes de que empiecen las clases.

Como se atreve. Como se atreve a decir que es un arrebato de niña pequeña después de haberme tratado como una.

-Mama no voy a volver, ya te lo dije. Y menos mientras él siga en casa.

-Aitana él no va a irse así que deja de decir tonterías -dice en un tono más enfadado.

-Entonces no me pidas que vuelva. Déjame vivir mi vida y vive la tuya tranquila -seguramente me he pasado pero este tema me toca mucho la moral.

-Muy bien Aitana. Vive tu vida. Pero no me pidas nada mientras estés allí. Cuando te des cuenta de que tu familia está aquí y dejes de comportarte como una niña pequeña ya volverás -dice gritando.

Esta conversación me está superando. No entiendo para que me llama si solo iba a reprocharme que me fuera. Había hablado con ella unas cuantas veces para que supiera como me sentía y lo único que había conseguido era llorar noches enteras y una presión en el pecho casi permanente. La situación me desbordó tanto que después de pensarlo un tiempo decidí que necesitaba alejarme de allí, y después de oír sus palabras lo corroboro.
Se me va de las manos y empiezo a gritar. No aguanto más.

-Eres una egoísta y solo piensas en ti. Te importa una mierda lo que le pase a la gente a tu alrededor mientras tu tengas lo que quieres. Si tanto quieres que me busque la vida no me llames más, no te necesito -y cuelgo lanzando el móvil a la cama.

Acto seguido me echo a llorar de la impotencia y vuelve la presión en el pecho. Debo haber gritado mucho porque oigo la puerta de la habitación abrirse despacio y veo a una Miriam con cara de sorpresa correr hacia mi para abrazarme.

Juro que no podría hacerme más falta en ese momento. Siempre he valorado esos detalles, y que una persona que acabo de conocer hace apenas unas horas me esté mostrando su apoyo, sin saber siquiera que me pasa, dice mucho de ella.

Cuando mi llanto se calma un poco separa sus brazos de mi cuerpo y me mira.

-¿Quieres hablarlo? -pregunta mirándome a los ojos.

-No es nada -digo recomponiéndome un poco- solo me he agobiado un poco.

-No parecías sólo agobiada, pero no quiero presionarte, si en algún momento necesitas hablar sólo tienes que decírmelo vale? -asiento y me da un beso en la mejilla.

-Gracias Miriam, de verdad -le digo a la gallega con una débil sonrisa.

-No es nada cariño, solo quiero que estés bien aquí y que te sientas arropada. ¿Quieres volver con nosotros? Te vendrá bien -me dice acariciándome el brazo.

Le digo que voy al baño un momento y que enseguida salgo y ella solo asiente y deja un beso en mi mano. Después sale de la habitación y yo me voy al baño a lavarme la cara. No quería que mi primer día aquí acabara así pero la presencia de Miriam lo ha mejorado bastante. Salgo del baño y voy al comedor donde las tres personas que siguen allí me miran con una sonrisa. Me siento en el sofá y me uno a la charla. Roi está contándole a Ana como fue su primer día aquí. El gallego hace que me olvide del drama de hace unos minutos casi por completo. Así que seguimos esperando la cena y al otro gallego hablando de todo tipo de cosas.

Cepeda

Bajo del metro cuando son casi las diez de la noche y me pongo a andar rápido para llegar cuanto antes a casa y dejar las cosas por fin. La llamada de Roi no me ha sorprendido para nada. Sabía de sobra que esta noche cenaríamos en casa de Miriam porque mi amigo tenía incluso más ganas que yo de conocer a las nuevas inquilinas. Llego a la puerta de mi casa y entro a dejar la mochila y cambiarme. Cambio la básica gris que llevo puesta por otra negra que encuentro en el cajón y salgo de casa para tocar a la puerta de la gallega. Miriam me abre y me saluda con cara de te voy a matar y entiendo que igual he tardado un poco. Entro al salón y veo a Roi en el sofá con Aitana y Ana a su lado. Ana me saluda con dos besos y después Aitana se levanta y hace lo mismo.

NUNCA PUDE REEMPLAZARTEDonde viven las historias. Descúbrelo ahora