AitanaYa es fin de semana, una semana más aquí. Se podría decir que prácticamente estoy adaptada a esta nueva vida aunque a veces algunas cosas se me escapen. Como el horario del metro que me ha hecho llegar tarde a clase más de una vez, o tal vez más de tres, pero en general no puedo ser más feliz aquí.
La segunda clase de piano con Abril fue muy especial, la niña no puede estar más ilusionada con las clases. Me contó que ha pedido para su cumpleaños, el cual es dentro de escasos siete días, un teclado para poder practicar en casa ya que dice que no quiere esperar tantos días para tocarlo de nuevo conmigo. Aunque la niña no sea consciente ha conseguido que pueda ver en mi la capacidad de transmitir mis conocimientos musicales y estoy muy agradecida por ello.
Luis me prometió que grabaría el vídeo cantando, yo prometí acompañarle y el día ha llegado por fin. No me preocupo en arreglarme demasiado para ir a la casa de enfrente pero si que dedico un momento para ponerme algo de colonia e ignoro el pintalabios que asoma por mi neceser para evitar otra escena como la del otro día.
No hemos colgado en ningún momento ninguna de las etiquetas que la sociedad establece a las distintas relaciones entre dos personas. Yo odio las etiquetas y no sé que piensa él sobre el tema pero ninguno de los dos lo ha sacado nunca. Simplemente cuando estamos solos cae algún beso de vez en cuando, alguna caricia tonta... eso sí, ninguno de los dos ha tenido intención de llegar a cosas mayores desde que Miriam nos pillara el otro día cuando la situación empezaba a subir de tono. Pero de momento estoy bien así, prefiero que las cosas vayan surgiendo.
Le pego un repaso a mi flequillo y llamo a su puerta. El chico abre la puerta con una de sus básicas puesta y con una sonrisa de oreja a oreja que invita a la mía a asomarse. Se acerca y me envuelve con sus brazos, después deja un beso en mi flequillo y entramos los dos en su casa cerrando la puerta detrás.
-Me alegro mucho de que hayas decidido hacerlo -le digo mientras me siento en la alfombra como viene siendo costumbre ya.
-Solo lo hago porque me da confianza tenerte al lado -el corazón de me encoge un poquito de la ternura.
-Sin mi también podrías hacerlo, de hecho vas a hacerlo -se sorprende y niega con la cabeza.
-Tranquilo, grabo uno contigo y después haces otro tú solo -me mira no muy convencido- por fa -le suplico alargando la a y poniendo cara de perrito abandonado.
-Está bien, pero ese lo subo más adelante.
Acepto asintiendo y se acerca y me roba un beso. Yo me pongo roja al no esperarme un beso es este momento y el empieza a reír.
-Eres más mona cuando te pones roja -apoya su mano en mi mejilla y dejo caer mi cabeza en ella mientras sonrío- ¿te da vergüenza que te bese después de todo?
-No me da vergüenza, es solo que no me acostumbro.
-Pues deberías, porque pienso seguir haciéndolo -y vuelve a lanzarse a mis labios, esta vez en un beso más largo.
No sé que es esto pero me encanta.
Sin decir nada más se levanta para ir a buscar su guitarra y enseguida vuelve afinándola por el camino. Entre los dos decidimos que la canción perfecta para cantar es Say you won't let go, ya que los dos la conocemos al dedillo y al probar cómo queda nos salen unas harmonía increíbles.
No esperamos más para encender la cámara del móvil, estamos de acuerdo en que las mejores cosas salen improvisadas así que nos ponemos manos a la obra. Como era de esperar al primer intento se crea una magia fruto de la novedad que hace que la canción salga perfecta, incluso al ver el vídeo me quedo maravillada con lo bonito que ha quedado este momento y me alegro de haberlo inmortalizado.
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NUNCA PUDE REEMPLAZARTE
RomanceAitana no está pasando por su mejor momento. Sus padres se han separado y ella está un poco dolida con su madre, así que decide que hará la carrera alejada de su familia. Su destino será Valencia. Allí vive desde hace 3 años Luis, un chico amante de...