Capítulo 19

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Cepeda

Me despierta la luz que entra por la ventana ya que ayer no pensé precisamente en bajar la persiana. Abro los ojos sin moverme ni un milímetro ya que tengo prácticamente encima un cuerpo diminuto con su flequillo acariciándome el pecho. Lleva mi camiseta azul puesta y sin duda le queda mejor que a mi. No he visto una cosa más tierna en mi vida, creo que podría llegar a acostumbrarme y sin duda hacía tiempo que no tenía un despertar tan bueno.

El sol ya pega bastante así que estiro mi mano a la mesita como puedo para ver la hora. Las nueve y media. Mierda, Alfred me mata y ella también llega tarde a clase.

-Aitana -le digo susurrando acariciándole la mejilla con el dedo- Aiti nos hemos dormido.

Se remueve un poco y esconde su cara en mi cuello para seguir durmiendo sin que la luz llegue a sus ojos.

-Aitana tienes clase -le digo dejando un beso en su cabeza.

-No quiero ir -dice sin levantar la cabeza con voz ronca.

Decido hacerle cosquillas para hacerla reaccionar y enseguida se retuerce soltando algunas carcajadas y abre los ojos.

-Vale vale ya me levanto -dice riendo- pero para por favor Luis.

Detengo mis manos y se levanta quedándose sentada. Lleva una coleta despeinada y el flequillo desordenado y no puede parecerme más adorable ahora mismo. Se ve en el reflejo del espejo y se tapa la cara con las manos.

- Menudo cuadro de persona soy. Que pelos de loca dios mío.

Me acerco hacia ella cuando aún no me ve y la abrazo por la espalda.

-Estas preciosa -le beso la mejilla- y el pelo despeinado te favorece mucho que lo sepas.

Se ríe ante mi ocurrencia y se gira para quedar frente a mi.

-Eres un mentiroso pero vale -se lanza a mis labios para dejarme un beso de buenos días que recibo encantado.

El beso se empieza a alargar y muy a mi pesar me separo de ella porque cada uno tiene que atender a sus obligaciones cuanto antes.

-Me estás liando y tenemos que irnos -le digo y sonríe.

-¿Por que no pasamos de todo y nos quedamos aquí todo el día? -pregunta cuando yo ya estoy de pie para ir a la ducha.

-Tu propuesta es tentadora pero como falte al trabajo Alfred me matará, además se lo contará a Amaia y ¿sabes a quien va a interrogar Amaia? -le pregunto, ella se encoge de hombros con una sonrisa pícara, obviamente lo sabe- Pues a ti, y no creo que te apetezca que te obligue a contarle ciertas cosas.

-Va a interrogarme de todas formas por llegar tarde, que más da, va Luis -hace un puchero para intentar que ceda.

-Eres una mala influencia que lo sepas -le digo acercándome a ella para volver a juntar nuestros labios.

-¿Eso es un si? -me dice ladeando la cabeza.

-Nos quedamos un rato más si me prometes que entras a la clase de las once y media.

-Vale -dice alargando la a como una niña.

Aún no me creo lo de anoche, creía que lo del lago no iba a poder superarse con nada pero sin duda lo de anoche fue mucho mejor. Me salió solo invitarla a entrar porque durante el trayecto de ascensor los dos fuimos perdiendo la razón hasta que no pudimos evitarlo. Es una niña muy especial y cualquier persona que la viera quedaría maravillada con su luz. Es de esas ocasiones en las que nada más ver a una persona sabes que va a ser especial, y no me equivocaba.

NUNCA PUDE REEMPLAZARTEDonde viven las historias. Descúbrelo ahora