CepedaLlamo al timbre de casa de las chicas dispuesto a tener esa conversación pendiente con Aitana cuanto antes. Lo que pasó anoche me dejó cuanto menos desconcertado, no me esperaba a una Aitana tan envalentonada como la de ayer pero tampoco voy a negar que me gustó. Soy consciente de que gran parte de esa valentía vino a causa del alcohol pero me hizo ilusión oír de su boca lo que sintió al verme. En mi vida me hubiera imaginado haciéndolo en un baño de discoteca y menos con ella, que es más bien la típica niña buena que no ha roto un plato en su vida, aunque ahora dudo de cuantos puede haber roto.
En el fondo sí que es esa niña tímida, y sé que cuando me vea va a morirse de vergüenza, se le pondrán las mejillas rojas y querrá salir corriendo, aunque no lo hará, por eso cuando oigo pasos acercarse hacia la puerta me tenso un poco.
Es Miriam quien abre la puerta quitándome un poco la ilusión de que fuera Aitana quien me recibiera, pero en parte también me relaja no tener que encontrarme con ella de golpe.
-Hola Cepedi -dice mi amiga. Yo la saludo con un abrazo y un beso en la mejilla- Pasa anda.
-¿Aitana no está? -pregunto yendo al grano.
Miriam se ríe y me desconcierta.
-Está durmiendo la mona todavía -continua riendo- debe tener una resaca del quince.
La verdad es que ayer bebió bastante y según tengo entendido no está acostumbrada a hacerlo, así que lo mejor que puedo hacer es dejarla dormir y venir más tarde.
-Bueno entonces mejor me voy, no quiero molestarla -digo.
-Cepe, son las dos y media de la tarde, creo que ya va siendo hora de que se despierte -me dice avanzando por el pasillo mientras yo la sigo- Además, si no la despiertas tú voy a hacerlo yo, porque tiene que comer, y creo que le hará más ilusión que vayas a tocarle las narices tú que yo -no puedo evitar reír ante la ocurrencia de mi amiga.
Aitana
Me despierta el timbre de casa que, a pesar de tener la puerta entornada y la habitación como si fuera una cueva, consigue asustarme. Ni siquiera abro los ojos, el dolor de cabeza me está taladrando y solo deseo volverme a dormir y no despertarme hasta dentro de un mes. Dejo que sea otra persona quien abra la puerta y yo sigo a lo mío.
Pero parece ser que hay otros planes para mi, no puede el mundo concederme ni el pequeño deseo de seguir durmiendo. Oigo a Miriam hablar con alguien que no logro identificar y después la puerta de mi habitación se abre dejando entrar más luz de la que mis ojos cerrados pueden soportar, así que me tapo la cabeza con la sábana y dejo mi cara apoyada en la almohada.
-Lo siento bella durmiente pero creo que te toca despertarte -sigo sin tener ni idea de quién habla porque la sábana me tapa los oídos, pero lo que sí sé es que no quiero despertarme así que hago un sonido manifestando mi disconformidad- Hazme un poquito de caso si no quieres que Miriam te saque a rastras de la cama va.
Me doy por vencida al notar que la persona que habla se ha sentado al borde de la cama a la espera de que reaccione y no parece tener intención de irse.
Me pongo boca arriba sin apartar la sábana de mi cara y la voy bajando poco a poco. Cuando me encuentro a Luis mirándome me pego un susto de muerte. Después de lo de anoche no me esperaba que fuera él y, por supuesto, me muero de vergüenza.
-No por favor -me vuelvo a tapar la cara con la sábana- No me hagas esto.
Empieza a reírse y tira de la sábana para volver a destaparme la cara.
-Que no te haga el qué -ríe- ¿Evitar que Miriam entre gritando y te meta la comida en vena si hace falta?
-No, venir a echarme la bronca -vuelve a reírse- Me duele mucho la cabeza.
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NUNCA PUDE REEMPLAZARTE
RomanceAitana no está pasando por su mejor momento. Sus padres se han separado y ella está un poco dolida con su madre, así que decide que hará la carrera alejada de su familia. Su destino será Valencia. Allí vive desde hace 3 años Luis, un chico amante de...