Capítulo 38

1.6K 54 6
                                    



Aitana

La semana del concierto se juntó al final con el inicio de las vacaciones de Navidad así que a pesar de volver hace dos días a Valencia, no ha pasado nada interesante en mi vida. Tan solo pasar tiempo con los míos y estar en casa.

Bueno, gracias a la paciencia de Luis he aprendido unos pocos acordes de la guitarra. Aunque me ha costado unas cuantas frustraciones al no salirme a la primera Luis se encargaba de desviar mi atención de la guitarra para enfadarme con él por reírse de mí para después terminar comiéndonos a besos. Como esta noche.

Roi viajó anoche a Galicia para pasar las fiestas con su familia y yo no he desaprovechado la ocasión de invadir la cama de Luis para variar. Pero aún es demasiado pronto para lo tarde que nos dormimos ayer por razones obvias, así que el koala que tengo abrazado a mí sigue dormido como un tronco.

Yo me dedico simplemente a admirarlo, podría tirarme horas haciéndolo y no me cansaría en la vida. Ver si respiración calmada, tan inofensivo y adorable, después de haber sido testigo de su mirada más provocadora hace no tantas horas, me resulta muy divertido y tierno a la vez. Al estar un rato admirándolo no puedo evitar dejar unos cuantos besos en su cara, y entonces es cuando comienza a retorcerse ligeramente y por un momento me siento mal por haber perturbado su sueño. No abre los ojos, simplemente me rodea aún más con sus brazos y sigue durmiendo como si nada. Yo no puedo evitar reírme ante eso y al oírme Luis suelta un ligero gruñido. Está despierto.

-Buenos días Romeo -digo volviendo a besar su mejilla y después suelto una carcajada. El tan solo me aprieta más contra él si es que es posible- Oye eres un poco vago tú.

-¿Que necesidad hay de despertarse tan pronto? Que estamos de vacaciones ojazos -dice abriendo los ojos.

-Es que me muero de hambre -le digo- Iría a la cocina pero alguien me tiene capturada.

-Pues no te he oído quejarte -me dice sonriendo.

-No si no me quejo.

Se ríe y deja un beso en mi flequillo despeinado, y ya mucho más despierto se levanta para que podamos ir a desayunar.

Una vez nos sentamos con los cafés y las tostadas ya preparados llega una notificación a mi móvil. Mis ojos se desvían un momento hacia la pantalla y al leer el nombre que aparece en ella se me corta la respiración. Luis nota mi cambio repentino de expresión.

-¿Que pasa? ¿Quien es? -dice preocupado.

Mi padre. Mi padre me había escrito por primera vez desde que me fui, y yo había sido una idiota por no haberlo llamado en todo este tiempo.

-Es... -digo con un hilo de voz- Es mi padre.

-Nunca me has hablado de él -dice, pero no es ningún reproche, simplemente una aclaración.

-Soy una mierda de hija Luis, dios, me odio muchísimo -digo realmente agobiada.

El mayor perjudicado de la separación de mis padres fue mi padre. Después de firmar esos papeles él se quedó con apenas nada. Mi madre se quedó con la casa así que él se quedó sin un techo propio donde vivir y tuvo que mudarse a casa de mi abuela. Se quedó con el coche que tuvo que cambiar al poco tiempo porque era realmente viejo y con un trabajo que apenas le daba para comer, eso sumado a la pensión que debía pasarle a mi madre todos los meses para mi mantenimiento estaba haciendo de su vida un auténtico infierno, en el que trabajaba para comer y comía para poder seguir trabajando.

Y yo me fui de Barcelona sin mirar atrás, sin pensar en que, además de huir de todo lo que ocurría en mi casa, también estaba huyendo de él, que no tenía culpa de nada. A pesar de que se haya calmado un poco la situación con mi madre por la última llamada aún me quedan muchas cosas que reprocharle con respecto a este tema. Pero yo no he contactado con mi padre en estos últimos meses y me siento la persona más egoísta del mundo.

Has llegado al final de las partes publicadas.

⏰ Última actualización: Sep 04, 2021 ⏰

¡Añade esta historia a tu biblioteca para recibir notificaciones sobre nuevas partes!

NUNCA PUDE REEMPLAZARTEDonde viven las historias. Descúbrelo ahora