Capítulo 36

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Aitana

Hoy sí que es el gran día. Tenemos que ensayar bastante hoy para dejarlo todo muy bien atado. Las tres nos levantamos con mucha ilusión y en el desayuno nos juntamos con David y Pol que están igual de emocionados.

Mis abuelos y Marta no tardarán en llegar pero yo no podré verlos hasta después de comer porque vamos a estar toda la mañana en el teatro.

Sin ni siquiera pasar por la habitación los cinco ponemos rumbo al lugar que puede que cambie nuestras vidas. Allí espera Noemí junto a Laura, además de técnicos de todo tipo y gente que no hemos visto nunca. Nos llevamos una sorpresa cuando de detrás de Noemí aparece nada más y nada menos que Belén Aguilera. No esperábamos verla por la mañana, aunque en realidad tiene todo el sentido del mundo ya que ella también tiene que hacer en algún momento la prueba de sonido.

Se acerca a nosotros con una sonrisa y durante un buen rato estamos todos hablando con ella, preguntándole por su historia con la música y sobre su vida. Ella también nos pregunta sobre la nuestra y nos da algunos consejos a petición popular. También le pedimos que nos cante algo y lo hace encantada.

Después de un rato viene Noemí a sacarnos de la increíble burbuja en la que los seis estábamos metidos. Al parecer ha pasado más de una hora desde que llegamos y es hora de ponernos manos a la obra o no nos quedará mucho tiempo para ensayar.

Ya acabado el que es el último ensayo nos abrazamos todos para felicitarnos por el trabajo de toda la semana y nos vamos a comer a un restaurante cercano, invitados directamente por Universal.

Al terminar, y después de una larga sobremesa, nos conceden dos horas para hacer lo que queramos. Es entonces cuando aprovecho para llamar a Marta y ver si puedo por fin verla con mis abuelos. Ya estaba empezando a desesperarme de las ganas que tenía de achucharlos a los tres. Están todos tomando café en una cafetería cercana así que me pongo a andar para unirme a ellos.

Una vez los veo de lejos me acerco directa donde están sentados mis abuelos y sin ni siquiera dejarlos levantarse de la silla les rodeo con mis brazos.

-Que susto niña -exclama mi abuelo.

Mi abuela se ríe por su reacción y me da un beso.

-Que guapa estás cariño -me dice.

-¿Estas preparada para brillar? -dice mi abuelo haciéndome cosquillas como ha hecho desde que soy muy pequeña.

-Tenemos todo muy bien preparado -le digo esquivando esos cumplidos que tanta vergüenza me dan.

-Oye, ¿a mi no me has echado de menos? -dice Marta desde el otro lado de la mesa mientras se levanta de su silla para facilitarme el trabajo.

-Pues claro que si idiota -le digo mientras corro hacia ella para abrazarla y colgarme de ella como un koala- Gracias por traerlos Martu -le digo al oído.

-No hay de que. Sabes que estoy para todo Aiti.

Definitivamente la echaba mucho de menos.

Miro a Luis que está sentado igual que todos. Lo cierto es que me muero de ganas de darle un beso pero me da corte al estar mis abuelos presentes. Lo miro y rápidamente lee mi mirada y ensancha su sonrisa en señal de que lo entiende. Cojo una silla y estratégicamente me hago un hueco al lado suyo para al menos sentirlo cerca. Después de pedir al camarero coge mi mano por debajo de la mesa y la acaricia con el dedo.

Es increíble, toda mi nueva vida reunida para apoyarme. Cuando decidí volar del nido, que más bien me parecía una trampa de ratones, ni de lejos pensé que iba a ser tan feliz.

NUNCA PUDE REEMPLAZARTEDonde viven las historias. Descúbrelo ahora