Capítulo 33

1.1K 52 5
                                    


Aitana

Mañana tengo que estar ya en Madrid y no me hace ninguna gracia irme teniéndolo enfadado. Me fui hace unas tres horas y desde entonces no he dejado de escuchar la guitarra al otro lado de la pared.

Los dos abrazados en la cama completamente desnudos. Así llevamos los últimos diez minutos después del último asalto en el que he sido la clara vencedora. Mis cosquillas en su pecho van a conseguir dormirlo así que opta por llenarme la cara de besos para después levantarse e ir a la ducha.

Me pongo su camiseta, que descansaba en una esquina de la habitación, y voy con la idea de ir a la cocina a beber agua pero antes de salir algo llama mi atención. La libreta de Luis se encuentra encima de un mueble y me tienta. Sé que meterme en su privacidad de esa forma no está nada bien pero mi gran vena curiosa puede más y finalmente termino por cogerla.

Al abrirla encuentro en las primeras hojas algunas canciones que ha ido enseñándome, aunque no son más de tres o cuatro. Pero después encuentro un par de canciones desconocidas para mi, con mil tachones en cada hoja pero con un resultado increíble. Cuando voy a empezar a leer otra nueva canción miro hacia el frente y veo que lo tengo plantado delante de mi, aunque a cierta distancia. Había entornado la puerta del baño por lo que no lo he escuchado salir.

-¿Que estás haciendo? -me dice, y noto decepción en su voz.

-Lo siento -digo nerviosa- no he visto nada.

Ambos sabemos que es mentira.

-Claro que has visto -me dice quitándome la libreta de las manos.

-Luis ya me habías enseñado esas canciones -continuo mi mentira.

-¿Y que importa eso? -pregunta enfadado- El caso es que te has metido en mis cosas.

Y la idea que ya de primeras no me parecía buena se torna la peor idea del universo solo con ver su cara de decepción.

-Joder Aitana -dice- sabes que cuando quiero enseñarte algo lo hago y también sabes cómo van mis tiempos. No podías esperar a que fuera mi decisión no.

-Luis macho que soy yo, no creo que sea para tanto -y de pronto veo como su enfado aumenta, al igual que su tono de voz.

-Sí, eres tú, perfecto, y habrías sido la primera en escuchar todo -dice más cerca de mi que antes- pero cuando yo -dice recalcando la última palabra- quisiera. Sabes lo que me ha costado llegar a esto y si no piensas respetar ese simple detalle vamos por mal camino Aitana.

-Ya veo lo que confías en mi Luis -le digo enfadándome yo- Tienes razón, así si que vamos mal.

Le digo recogiendo mis cosas.

-Véte a la mierda -es lo último que oigo por su parte antes de salir por la puerta.

Los dos lo hemos hecho mal. Yo mucho más que él y no aguanto más sin ir a darle un beso y decirle que lo siento. Aunque también lo conozco lo suficiente como para saber que es bastante probable que me vuelva a mandar a la mierda. Y merecido lo tengo por idiota.

Aún así decido intentarlo a pesar de seguir escuchando la guitarra al otro lado de la pared. En realidad no quiero interrumpir su momento de inspiración aunque haya venido a raíz de una discusión. Finalmente voy hacia su puerta asumiendo las posibles consecuencias.

Llamo al timbre con algo de miedo y espero mirando al suelo avergonzada. Tardo unos segundos en dejar de oír la guitarra y escuchar pasos acercarse. La puerta se abre y un Luis con los ojos algo rojos queda frente a mi.

NUNCA PUDE REEMPLAZARTEDonde viven las historias. Descúbrelo ahora